jueves, 8 de julio de 2010

El arte, ¡¡¡¡¡oh, el arte!!!!!


Por el mar de la tarde
van las nubes llorando
rojas islas de sangre.

Rafael Alberti S. XX d.C.



Siempre se ha dicho que lo que diferencia al ser humano del resto de especies animales del planeta es la razón.
Yo creo que existe un aspecto tan diferencial como nuestra capacidad racional que nos singulariza como diferentes y especiales sobre otros seres vivos, y es nuestra capacidad de conmoción y creación artística.

El arte, ¡¡¡¡¡ooooohhhhh, el aaaaaarte!!!

Esa causa-efecto tan maravillosa que se interioriza con tal intensidad que a veces provoca intensas y agradables reacciones físicas en nuestro cuerpo.
La emoción de una lágrima producto de unas notas musicales determinadas: una canción, una sinfonía, una lírica profunda o un ritmo mágico y único.
La conmoción interna por las palabras de un texto poético. De una buena novela en materia y forma. La visualización casi real de lo imaginado por los creadores de historias.
La agitación interior por una película desgarradora. O por una hermosa escena de amor.
La convulsión profunda ante una obra arquitectónica única.
La turbación ante un cuadro que parece introducirse en nuestro entendimiento y hablarnos.

Y en cuanto a la creación es difícil expresar con palabras ese mágico sentimiento de nacimiento de obras artísticas de la nada, de nuestra imaginación, de nuestra capacidad interior creativa e independiente de nosotros mismos que convulsiona nuestros sentidos y nos obliga a coger un pincel, a ponernos delante de una página en blanco o a hacer una fotografía a las vías de tren de una estación vacía al atardecer otoñal.
Al principio de los tiempos pintábamos con el dedo, en las paredes de las cavernas, los episodios de caza que tanto representaban para nuestra subsistencia.
Ahora utilizamos ordenadores para nuestras composiciones artísticas de diseño gráfico.
Pero la creación, lo que nos mueve a construir de la nada y nos hace sentirnos satisfechos, o no, de nuestras invenciones, es esa misma predisposición genética que quizás ha ido moldeando, en paralelo, nuestra razón y nuestra creatividad artística.

El arte, ¡¡¡¡oooooohhhhh, el aaaaaarte!!!!!!, que nos hace reír, llorar, reflexionar o conmovernos sin entender el motivo.

Creo que el ser humano lleva en sus genes, que algún día se descubrirán, algo que nos obliga a alimentar nuestra sed de belleza.
Y en algunos casos nos demanda crearla y compartirla.
En fotografía arriba algún paradigma de la estética por la estética.

Y creo firmemente que esta predisposición se intensificará con el paso de las generaciones y convertirá lo estético en un bien de primera necesidad para los humanos.

Espero.

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