martes, 6 de noviembre de 2012

Dadme cien hombres buenos y cambiaré el mundo




Dadme un hombre bueno y cambiaré una ciudad. Dadme diez hombres buenos y cambiaré una nación. Dadme cien hombres buenos y cambiaré el mundo- San Ignacio de Loyola (creo).


Y digo "creo" porque escuché el aforismo y el nombre de su creador, de boca de un sacerdote de esos que te subyugan con sus palabras y con su mensaje de amor universal; de esos que no mencionan espíritus celestiales, ni castigos eternos, ni promesas de perdón de todos tus actos; pero no he encontrado la cita en ninguno de los escritos del San Ignacio, ni navegando por internet en su busca.

Pero el influjo que este aforismo tuvo en mi interior cuando lo escuché, me concede auto-licencia para utilizarlo a pesar de no estar seguro de su procedencia.

He pasado mucho tiempo pensando si cien hombres buenos realmente podrían cambiar el mundo, y la respuesta final a la que he llegado, y que doy por verdadera, es, sí.

Y me pongo a ello.

martes, 16 de octubre de 2012

¿Por qué nos autolimitamos si somos libres?





El concepto cristiano de pecado es la forma máxima de autoenvilecimiento del hombre- Nietsche.

El Estado natural debe ser concebido sin religión y sin leyes, por consiguiente sin pecado y sin injusticia- Spinoza.

Cuando el mensaje de libertad que transmito en estos textos, sea algo asimilado de forma mayoritaria por la población mundial; cuando el engaño histórico de la subyugante religión, y las perennes ataduras económico-políticas hayan sido desveladas; cuando los hombres crean en sí mismos, en la posibilidad de su construcción holística, en el delirio del regalo de la vida, y no concedan a un supuesto dios todopoderoso el designio de sus destinos, o a la armonía social, las cadenas que le alienan el presente, valoraremos la libertad que nos ha sido concedida, y le daremos el valor que realmente tiene, el de ser el más hermoso de nuestros bienes.

Propongo un ejercicio mental. Imaginemos que nuestros magníficos científicos mundiales demuestran sin el menor género de duda, que no existe una vida espiritual tras la vida física. Que no existe el alma y que cuando fallecemos, dejamos de existir para siempre, no hay despueses, no hay vidas espirituales, no hay nada de nada.
La pregunta que os propongo es la siguiente: ¿cambiaría ese descubrimiento vuestras vidas en algún sentido?


sábado, 8 de septiembre de 2012

Interminable futuro, breve pasado.



Vista con la perspectiva de la juventud, la vida es un largo e interminable futuro; con la de la vejez, es un breve pasado- Schopenhauer S. XIX d.C.

Creo que el ser humano comete un tremendo error cíclico-histórico una y otra vez, generación tras generación, hombre tras hombre, pensador tras pensador. Y es el error de intentar encontrar las respuestas por nosotros mismos, sin prestar demasiada atención, o al menos sin considerar su pensamiento como posibles respuestas definitivas, a sabios anteriores que nos precedieron y que dedicaron su vida al mismo objetivo que nosotros, comprender la vida.
Nos equivocamos al comenzar una y otra vez de cero, como si los eminentes ilustrados que nos precedieron, no hubiesen podido llegar, con sus obsoletos métodos intelectuales (sentados con la mano en el mentón, ¡qué anticuado! Nosotros pensamos mucho mejor en el siglo 21, ¿o quizás no?), a ninguna conclusión definitiva que nosotros sí podremos conseguir.
Hago un humilde llamamiento desde este pequeño blog para que el aforismo de Schopenhauer sea expuesto en todas las aulas del mundo. Para que nuestros niños-adolescentes-jóvenes no tengan que vivir siete u ocho décadas para darse cuenta de la verdad de estas palabras.
Con esta información, verificada y vivida por el filósofo, y que nos transmite gratis desde el pasado, para que vivamos nuestras vidas con menos desatino, no tendríamos que vivir nuestra propia vida para llegar a esa conclusión y lamentarnos de lo que quisimos que fuese y no fue, de lo que deseamos hacer y no hicimos, de lo que quisimos amar, y dejamos para más adelante. Por eso es importante que abramos nuestra mente a los sabios pretéritos y absorbamos de ellos el néctar de su sabiduría, las respuestas alcanzadas tras muchas vidas de reflexión anterior, como la nuestra actual.
Sabiendo que la vida es un corto pasado, y sabiéndolo pronto, cuando todavía el futuro se nos dibuja, hipócrita y mentiroso, como extenso e inacabable, quizás tengamos mayor criterio para ser y hacer lo que realmente queremos ser y hacer. Para construirnos. Para cambiar el mundo. Para qué sé yo, quizás para intentar ser felices ahora, y no dejarlo para un poco más tarde.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Reordenar prioridades vitales



En lo más profundo de la noche empieza el amanecer- Swami Tilak

Acabo de terminar de leer un libro apasionante del psicoterapeuta estadounidense Irvin D. Yalom que se llama "La cura Schopenhauer".
Quisiera escribir aquí uno de sus párrafos, premonitorio de lo que ha de ser transmitido en este blog:
"Recordó los grupos de pacientes de cáncer de mama que había tratado hacía años, y en cómo ellas solían hablar de una etapa dorada una vez que superaban el pánico ante la evidencia de una muerte próxima. Unas decían que vivir con el cáncer las había hecho más sabias, más conscientes de sí mismas, mientras que otras habían reordenado sus prioridades, se habían hecho más fuertes, aprendido a decir que no a cosas que ya no valoraban, y sí a las cosas que importaban de verdad, tales como amar a sus familiares y amigos, observar la belleza, saborear el cambio de las estaciones. Pero qué pena, se lamentaban muchas, que sólo hubieran aprendido a vivir después de que el cáncer invadiera sus cuerpos".
Nietsche, en "Así habló Zaratustra" dijo que deberíamos vivir nuestra vida de tal forma que si nos ofrecieran volver a vivir una y otra vez de la misma manera, nuestra respuesta fuese sí.
Somos animales inteligentes. Aprendemos de nuestra experiencia y de la de nuestros predecesores. Tenemos una ingente cantidad de textos escritos de personas que ya han concluido el camino que nosotros estamos recorriendo ahora. Contamos con sus comentarios, sus impresiones, sus consejos, su sabiduría. Pero seguimos cayendo una y otra vez en los mismos errores viviendo vidas infelices, dejándonos llevar por la ola sin tomar conciencia de la inmensa importancia de lo que nos acontece, y llevando una vida equivocada llena de infelicidad, consumista, materialista y obsesiva, con trabajos de quince horas, hipocresía, mentiras, superficialidad, e hipotecas vitalicias para comprar inmuebles por encima de nuestras posibilidades y que no necesitamos.
Reordenar prioridades, ése es el concepto principal. Y "saborear" la vida.
Vamos a ello.