domingo, 5 de junio de 2011

El fin de la prehistoria coincide con el nacimiento de la escritura


Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito.
Thomas A. Edison S. XIX d.C.


Había reunido mucha documentación sobre los 24 siglos que navegan entre la Prehistoria y la Grecia Clásica, pero finalmente he pensado que no es necesario detenerse en tanto detalle para relatar lo que, en una visión general, aconteció en esa época y sus motivos.

El objetivo de esta entrada, y alguna posterior que la continúa, es reseñar cómo los acontecimientos, y quizás una necesidad de conocer que el hombre ha mantenido siempre, provocaron el nacimiento de la mitología, que dio lugar a nuestra religión, y cuyo origen no es otro que el que tantas veces han mencionado los sabios: el desconocimiento de lo que nos rodea, y el miedo a dejar de existir para siempre. Sin embargo nosotros ahora jugamos con ventaja porque la ciencia nos ha ayudado a conocer al menos una de esas dos incógnitas. Nosotros ahora ya conocemos lo que nos rodea.

Ahora conocemos el Universo tal como es, incluso sabemos sus orígenes.
Tenemos certeza absoluta sobre nosotros mismos. De dónde venimos y cómo nos hemos formado.
Conocemos el origen de la vida en el planeta a raíz de la generación del oxígeno suficiente para que se dieran las circunstancias adecuadas.
Así que sin duda jugamos con ventaja.
 
Desde Kant se abandonó la Metafísica por considerarse que era una ciencia inútil que nunca ofrecería respuestas. Sin embargo, en estos últimos 200 años, desde la muerte del filósofo, el conocimiento humano ha avanzado a un ritmo vertiginoso. Ahora sabemos tantas nuevas verdades que no eran conocidas en aquella época, que tenemos mayores argumentos para retomar esta vieja ciencia que tanto y tanto ha reflexionado sobre nosotros mismos.
Así que, bajo mi modesta opinión, abogo por el surgimiento de la neometafísica, que a buen seguro nos ofrecerá todas las respuestas en breve, porque a mi juicio las tenemos al alcance de la punta de los dedos.

El juego es muy sencillo. Estudiemos lo que ocurrió y pensemos que hubiese ocurrido si se hubiese sabido todo lo que sabemos ahora.

Pero vayamos poco a poco, paso a paso, porque no tenemos prisa. Millones de años nos preceden y, si somos lo suficientemente inteligentes, millones de años nos continuarán. Así que podemos detenernos un poco en la reflexión, e ir sacando algunas conclusiones basándonos en el estudio de lo que aconteció, así como en sus consecuencias, y lo que podría haber ocurrido si entonces, se hubiesen tenido las certezas que ahora disfrutamos.

 
Y aconteció que los historiadores consideran que el fin de la Prehistoria coincide con el nacimiento de la escritura, que es “un sistema gráfico de representación de una lengua, por medio de signos trazados o grabados sobre un soporte plano”.
Es decir que comenzamos a comunicarnos de una manera diferente a como se había llevado a cabo hasta el momento, a través de la fonética, de la voz.

La escritura sustituyó a los pictogramas, que no eran otra cosa que dibujos representativos de realidades. Se hacían sobre tablillas de arcilla que luego se cocían para endurecer. Al principio se hacían una especie de muescas con una caña cortada, e inicialmente representaban cantidades, de cosas (cereales) y de animales (ganado).

Es decir, que los orígenes de la escritura, su necesidad, su obligación de nacer, aquello que la hizo necesaria y por ello surgió, al menos en determinados lugares, parte de las transacciones comerciales.
 
En Mesopotamia, de las primeras formas pictográficas (3000 a.C.), se fue pasando a una representación más cuneiforme de esos pictogramas (2400 a.C.) para desembocar, hacia el siglo VII a.C., en la escritura silábica cuneiforme.

Al mismo tiempo, en Egipto, desde el año 3100 a.C., se desarrolló la escritura jeroglífica. Se escribía de izquierda a derecha o al revés, así como de arriba hacia abajo, encuadrando casi siempre los símbolos; si escribían el nombre de un dios o un rey, lo ponían en primer lugar y situaban el resto de los signos en función de este nombre.
En muchas ocasiones, también, alteraban la dirección de la escritura en función de la estética general de todo el grupo de símbolos. Es, a la vez, una escritura ideográfica y consonántica, reforzando con algunos signos la pronunciación o el concepto.
Hacia el siglo IV a.C., esta escritura fue desapareciendo, dando paso al griego.
La evolución hasta el alfabeto romano fue así: Sumerio-> Egipcio -> Sinaítico -> Cananeo -> Fenicio -> griego arcaico -> etrusco -> ROMANO.

Y de nuevo al mismo tiempo, y eso es lo curioso, nace la escritura china. Los primeros vestigios que tenemos de escritura china son del 2000 a.C. y aparecen en huesos de animales y caparazones de tortugas. Esto se explica por el hecho de que la escritura china nace unida a la adivinación y al culto religioso. La adivinación en la antigua China se hacía aplicando fuego a los huesos de animales sacrificados o a caparazones de tortugas e interpretando las marcas y grietas resultantes de este proceso. Las inscripciones se hacían después de la prueba de fuego, éstas servían como comentario de los signos, eran la manera de formular las preguntas e incluso podían usarse para señalar la fecha y el nombre del adivinador. Estas inscripciones se acabaron convirtiendo en archivos sobre la técnica adivinatoria y eran conservadas en las tumbas, de lo que se deduce el valor sacro que se les daba. La adivinación servía para responder preguntas que planteaban los reyes sobre cacerías, enfrentamientos militares, la meteorología, o el culto a los antepasados y divinidades. Estas inscripciones se consideran la forma más arcaica de la escritura china y ya contaban con cerca de 5.000 caracteres, de los cuales se han descifrado unos 1.500, de los que unos centenares constituyen el grupo de los caracteres más usados en el chino actual, entre ellos los correspondientes a la numeración del 1 al 10.

Después de los huesos y caparazones, la escritura china toma otros soportes, como las tablillas de madera o de bambú, y más adelante, a partir del S.V a.C., la seda. Era un material más absorbente que las tablas de bambú, y además al ser más ligera permitía reducir tanto el volumen como el peso del texto escrito, pero su elevado coste (la seda era un indicador económico y con ella se pagaban impuestos y los sueldos de los funcionarios del Imperio) condujo hacia la búsqueda de un nuevo material: el papel. Aparece en China en el S.II a.C. vinculado a un gobierno burocratizado que necesita un soporte para la escritura más barato. Resultó tan exitoso que incluso la seda dejó de ser el material más usado para la pintura, en favor del papel. La caligrafía se considera un arte mayor en China ya que el escritor puede mostrar su sensibilidad al escribir, como lo prueba el hecho que todos los pintores antes debían ser calígrafos. Es una expresión artística tan valorada como la poesía.

En definitiva, es de reseñar, de momento, que la escritura surge en varias partes del mundo, a la vez y de manera independiente unas de otras, como una necesidad de la comunicación humana, en algún caso como necesidad comercial, y en otros como técnica adivinatoria (dudas de los monarcas sobre el futuro incierto) y religiosa (culto a antepasados y divinidades).
 

1 comentario:

  1. ni siquiiera sabemos cómo empezo el universo solo tenemos teorias cientificas que tratan de hacernos creer qué entendemos por nuestro entorno seguramente y como ya ha pasado anteriormente, estas mismas teorias se refutaran y cambiaran por otras mas avanzadas sin llegar claro al real estado de conciencia sobre el cosmos y sus energias.

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