martes, 3 de mayo de 2011

Comencemos por lo que no es verdad


La filosofía es un enorme apetito de transparencia y una resuelta voluntad de mediodía.
Ortega y Gasset- S. XX d.C.

La no verdad también es una certeza.

Y hay no verdades que quedan fuera de toda duda y que yo nunca he visto escritas.
Vamos a comenzar por ellas. Y a escribirlas.
El método que voy a utilizar no es ortodoxo. Más bien al contrario, su heterodoxia se aleja de los procedimientos lógico filosóficos empleados, sin éxito alguno, a lo largo de 26 siglos de reflexión sobre el mundo, la vida y el hombre.

Entiendo por tanto que la metodología lógica que se ha pretendido emplear durante toda nuestra historia reflexiva, por grandes sabios a los que rindo pleitesía, no es la adecuada para encontrar las respuestas que tanto ansíamos encontrar.

Mi metodológía de trabajo es más intuitiva que matemática. Más emocional, en cierto sentido, que racional, aunque se apoya, en algunos puntos, en datos científicos indubitables.
Es una metodología no aceptada como válida en los foros filosóficos, pero que, desde la humildad de este blog, sugiero al mundo de la reflexión que utilice con más frecuencia.

¿Por qué no han atendido nunca las conclusiones dictadas por el sentido común sin antes haber pasado el filtro inclemente de la lógica matemática? ¿Acaso es cuestionable esta deducción que sigue?

Premisas

1- El ser humano existe desde hace 38 segundos (dividiendo el tiempo que va desde la creación del universo hasta el día de hoy como un único día de 24 horas).
2- El 99,99 por ciento de las especies de animales que han existido en ese tiempo se han extinguido.
3- El ser humano actual, así como el resto de especies que existen sobre la Tierra, es fruto de la evolución de especies anteriores.
4- Se conocen las condiciones ambientales que favorecieron el nacimiento de la vida en el planeta de manera espontanea.
5- Tres cuartas partes de los habitantes de este planeta sufre condiciones precarias de subsistencia. La mayoría hambre y sed.

Concluyo afirmando que si existe un Dios, es totalmente ajeno a los designios y devenires de lo sensible, de lo material, de nuestro Universo, y por supuesto de nosotros mismos. El libre albedrío por tanto es absoluto.
Concluyo igualmente que el ser humano no ha sido creado en ningún caso a su imagen y semejanza (una obviedad que nunca he visto escrita).
Y pongo en duda que ese desinterés por nuestra existencia se vea alterado tras nuestra muerte, en el supuesto juicio a los actos de nuestra vida de olvido.

Éstas son las primeras no verdades deducidas.

Ahora bien, en jurisprudencia legal, cuando un acusado es descubierto falseando la verdad, toda su exposición queda puesta en duda por el juez, su testimonio pierde toda credibilidad, y dado el caso de declaraciones contrapuestas con otros testigos, se considerará toda la declaración del mentiroso, como falsa.

¿Debemos realizar el mismo ejercicio con respecto a los textos religiosos? Algunos mitos, como hablamos en la entrada sobre mitos, logos y verdad, son científicamente falsos. Todo el Génesis bíblico sólo puede ser entendido como una metáfora de la verdad, aunque las religiones han defendido el texto en su literalidad, y así nos lo han transmitido.

Por tanto, si consideramos falso el Génesis en su conjunto, ¿deberemos poner en duda el resto de las Escrituras? A mi juicio sí, debemos hacerlo, y continuar la lectura teniendo en cuenta que una parte de lo escrito no es cierto, y por tanto, hay posibilidades de encontrar nuevas falsedades.

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