sábado, 29 de mayo de 2010

Zoroastro-Zaratustra




El verdadero infierno es el miedo al castigo de los crímenes durante la vida.
Epicuro, S. IV a.C.


Son pues obras meritorias proteger las vacas, y lo mismo todos los animales útiles a la economía doméstica. Como es meritorio beneficiar campos incultos, labrar la tierra, trazar canales, tener un orden y hacer florecer los jardines y campos, engendrar hijos fuertes y robustos. Obras meritorias son combatir todo lo que destruye la vida y por tanto los animales de rapiña, los hombres que viven de la piratería, muerte, enfermedad o flaqueza.
Zoroastro



Esta curiosa manera de los blogs de introducir información poco a poco me recuerda a la manera de pintar sus cuadros de los impresionistas, con pequeñas pinceladas a las que van dando forma para construir sus obras de arte.

La historia nos ha ido construyendo igual, a pequeñas pinceladas que nos han dado forma.

Yo, modestamente, pretendo con mis pequeñas pinceladas, mostrar, en un primer momento, quiénes somos, cómo somos y por qué somos así. Después daremos otros pasos que poco a poco darán forma a nuestro presente.

Sobre este lienzo hemos dado alguna pincelada sobre el nacimiento del Universo, de la Vida, de nuestra hominización y sobre nuestra manera de organizarnos política y económicamente. Volveré sobre cada una de ellas cuando hayamos reconstruido el proceso histórico completo que nos ha configurado, y analicemos nuestro presente y nuestro futuro.

Ahora es el turno de nuestra cultura y creencias. Y creo que pocos personajes históricos han influido tanto en la manera de pensar de la humanidad que un, a mi modo de ver, personaje olvidado por la historia, llamado Zoroastro (en griego) o Zaratustra (castellanizado) (El Zaratustra de Nietsche no es este personaje).

Hay discrepancias sobre el lugar de nacimiento de Zoroastro. Según algunas corrientes nació en Rhages (cerca de Teherán, en Irán), según otras en Afganistán o Kazajistán.
Vagas referencias a otros personajes coetáneos o posteriores, estiman que nació entre el principio del primer milenio y el siglo VI a. C.
Pertenecía a una tribu nómada dedicada al pastoreo. Su pueblo sufría los ataques y robos permanentes de ladrones que vivían aprovechándose de su trabajo honrado y en paz.
Un día Zaratustra tuvo un encuentro directo con Dios, y éste le contó en primera persona cómo estaba organizado el mundo celestial y cómo deberían comportarse los hombres.
Ahura Mazda es su dios principal (la religión que surge de este encuentro se llama Mazdaismo y todavía hay miles de personas en India e Irán que la profesan).
Zaratustra predicaba un dualismo basado en la batalla entre el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas. El principio de Zaratustra es que existe un espíritu Spenta Mainyu, identificado posteriormente como Ahura Mazda u Ormuz, y un espíritu malvado Angra Mainyu asimilado a Ahriman, su hermano gemelo, opuestos, representando el día y la noche, la vida y la muerte. Estos espíritus coexisten en cada uno de los seres vivientes.
Pero no sólo en cada uno de los seres vivientes, sino que existen también en lugares diferentes y donde cada uno de nosotros puede ir tras la muerte dependiendo de nuestros actos de vida.
Es central en el zoroastrismo el énfasis en la elección moral, de la vida como batalla por acercarse o alejarse del bien. Los humanos son responsables de su situación, y deben actuar para cambiarlas. La recompensa, el castigo, la felicidad dependen de cómo las personas vivan su vida. El bien transpira de aquellos que actúan correctamente, y los que actúan mal se dirigen hacia su ruina moral. La moral zoroastrista se resume en la frase buenos pensamientos, buenas palabras, buenos actos.

Zoroastro contó a sus contemporáneos los que Dios le había transmitido. Habló por primera vez del infierno de las almas. Habló por primera vez en la historia de la humanidad de ángeles, arcángeles y demonios. Y del Juicio Final. Y de los pecados en vida y el destino de nuestra alma tras la muerte en función de nuestros actos en vida. Y habló también de la resurrección de los hombres tras la caída final del mal.

Algunos estudiosos creen que un buen número de elementos de la escatología, soteriología, angelología y demonología del judaísmo, una influencia clave en el cristianismo, tiene su origen en el zoroastrismo, y fue transferida al judaísmo durante la cautividad babilónica y la era persa. También es influencia de Zoroastro , la personificación del mal en la efigie de la serpiente y la oscuridad, y de Dios en la luz.
El zoroastrismo posee una importancia única en la historia de las religiones a causa de sus enlaces con las tres religiones abrahámicas (Judaismo, Cristianismo e Islamismo) y su influencia Oriental Dhármica.

¿Qué es el Dharma para las grandes ideas filosófico religiosas orientales?
En el hinduismo, el dharma es la ley universal de la naturaleza, ley que se encuentra en cada individuo lo mismo que en todo el universo. A nivel cósmico esta ley se concibe manifestada por movimientos regulares y cíclicos. Por este motivo se simboliza al dharma como una rueda (dharma-chakra) que torna o gira sobre sí misma. Este símbolo es el que se encuentra en la bandera de la India.
A nivel del individuo humano, el dharma adquiere una nueva acepción: la del deber ético y religioso que cada cual tiene asignado según su determinada situación de nacimiento.

En el Budismo la noción del dharma es entendida como doctrina. Es una de las llamadas tres joyas o tesoros del budismo junto con Buda y Shanga.
Es por esto que la mención de la palabra dharma es frecuente entre los budistas, ya que constituye uno de los principales elementos de la llamada «fórmula del triple refugio»:
En la shanga [‘comunidad’] me refugio
en el dharma [‘doctrina’] me refugio
en el Buda me refugio
y por ellos actúo.

El hinduismo cree en 21 infiernos en los que se pueden reencarnar los que han cometido faltas mortales. Y en él caen «los hombres de naturaleza demoníaca» hasta ser aniquilados.
El budismo reelaboró la doctrina hinduista y su ortodoxia prevé esferas infernales en las que pueden reencarnar los mortales agobiados por un mal karma (deudas vitales, elecciones incorrectas...).

La influencia de sus ideas como observamos es enorme. Nuestra conciencia y moralidad se ha construido sin lugar a dudas en base a aquel encuentro divino en el que Dios le dijo a Zoroastro lo que estaba bien y lo que estaba mal. Y Zaratustra le dijo a los ladrones que sus actos no estaban bien y podían condenarse eternamente a un infierno horrible donde pasarían la eternidad sufriendo penas espantosas.
Y después de decírselo a los ladrones que esquilmaban sus rebaños, se lo contó a algunos reyes de la época que le escucharon, y…

Debemos por tanto a Zoroastro 3.000 años de ansiedad y miedo. Una concepción dicotómica de nuestros actos, en buenos o malos. Y un infierno horrible que amenaza nuestras decisiones, y nuestra vida terrenal y espiritual.

Juan Pablo II dijo: Las imágenes con las que la Sagrada Escritura nos presenta el infierno deben ser rectamente interpretadas. Ellas indican la completa frustración y vacuidad de una vida sin Dios. El infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría.

El Credo Católico dice
“Creo en la resurrección de los muertos”
“Subió a los cielos, y está sentado a la derecha del Padre Todopoderoso. Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos”

No hay comentarios:

Publicar un comentario