sábado, 19 de junio de 2010

La vida en 4 etapas


Dormía, y soñaba que la vida era alegría. Desperté, y vi que la vida era servicio. Serví, y vi que el servicio era alegría
Rabindranath Tagore S. XIX d.C.


Hace años leí una teoría que me provocó una profunda reflexión personal. E incluso creo que influyó en algunas de las decisiones más importantes de mi vida posterior.

La primera fase de la vida. Nuestros primeros 21 años debemos ocuparlos en nuestra “formación personal”.
Son los años en los que se forma nuestro cuerpo físico y en los que debemos preocuparnos especialmente de su cuidado y alimentación adecuados.
Y son también los años en los que debemos formarnos intelectualmente. En los que debemos adquirir el máximo y mejor número de conocimientos que nos deberán servir para emprender con éxito las fases futuras.
Son los años de la escuela, el instituto y, la universidad o formación profesional.

La segunda fase de la vida, de los 22 a los 42, es la etapa en la que el hombre debe ocuparse y preocuparse de alcanzar la “estabilidad”.
Emocional, habiendo encontrado y mantenido el amor con nuestra pareja. Y habiendo tenido con ella hijos fruto de ese amor.
Laboral, años de dedicación en el trabajo con el objetivo de progresar y mejorar condiciones, por un lado, y de contribuir con nuestro esfuerzo al progreso de nuestro país, por otro.
Económica, habiendo alcanzado un estatus suficiente para poder ofrecer un confortable hogar a tu familia, una adecuada alimentación y unos correctos estudios a tus hijos.

La tercera fase de la vida, de los 43 a los 63, es la de “agradecimiento” de lo conseguido y la de devolución a la vida de todo los que nos ha ofrecido en nuestra dos fases anteriores.
Son los años de la entrega al prójimo. A los más necesitados que han sido menos afortunados que nosotros. A los que sufren.
Es la fase solidaria que esta teoría entiende tan satisfactoria como las anteriores. Porque como afirma Tagore en el aforismo de entrada: “Serví, y vi que el servicio era alegría”

Y por último la cuarta fase de la vida, de los 63 en adelante, deben ser años de "preparación interior para la muerte".
Años en los que debemos aprender a despegarnos de aquello que nos retiene en esta vida y que podrían hacer que nuestra muerte fuese algo doloroso para nosotros.
La muerte es un paso más de la vida, y debemos darlo con tanto gozo como hemos vivido toda nuestra vida anterior.

Os invito a que reflexionéis sobre ello. Creo que detrás de la sencillez de esta teoría emerge el fruto milenario de la observación y reflexión de muchos grandes pensadores que nos precedieron.

1 comentario:

  1. vaya! He publicado una entrada en mi blog "motivos para vivir... o morir", y me doy un paseo por otros blogs y lo primero que me encuentro es un blog con una foto igual que la mía! haha (no insinuo que te hayas copiado eh... es imposible teniendo en cuenta que ésta actualización es del 2010).

    Muy interesante tu teoría. Pero creo que la preparación interior para la muerte se hace toda la vida, todo y que se refuerza a los 63 años.

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