lunes, 21 de junio de 2010

La comunicación- diversidad de lenguas


El lenguaje es humano. Incluso entre los depravados y estúpidos, sin exceptuar siquiera a los idiotas
Descartes S. XVI d.C.
La etimología nos devuelve las palabras a su plenitud original y patentiza, en el canto rodado, gastado, de hoy, la figura aristada, enérgica, expresiva que poseyó
Aranguren S. XX d.C.



A mi juicio, el principal aspecto cultural que nos conforma a lo largo de la historia es el Lenguaje, entendido como el medio de comunicación entre los seres humanos, que se realiza a través de signos orales y escritos que poseen un significado.

En un sentido más amplio, es cualquier procedimiento que sirva para comunicarse. Algunas escuelas lingüísticas entienden el lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o a la cognición. Es decir, algunos pensadores opinan que no podríamos pensar o entender sin el lenguaje. Supongo que podríamos visualizar o rememorar acontecimientos, pero no estoy seguro de que no pudiésemos comprender nada.
En cualquier caso el lenguaje nos cohesiona como unidad, a la humanidad quiero decir. Sólo el ser humano es capaz de comunicarse a un nivel elevado.

Muchas especies animales se comunican entre sí. Sin embargo, la comunicación humana difiere de la animal en siete aspectos que los lingüistas han formulado:
1) posee dos sistemas gramaticales independientes aunque interrelacionados (el oral y el gestual)
2) Siempre comunica cosas nuevas (lo pongo en duda)
3) Distingue entre el contenido y la forma que toma el contenido
4) Lo que se habla es intercambiable con lo que se escucha
5) Se emplea con fines especiales (detrás de lo que se comunica hay una intención)
6) Lo que se comunica puede referirse tanto al pasado como al futuro
7) Los niños aprenden el lenguaje de los adultos, es decir, se transmite de generación en generación.

Sin embargo, recientes investigaciones sobre los primates han demostrado que muchas de estas características no son exclusivas de los seres humanos. No obstante, se puede afirmar con cierta seguridad que el lenguaje humano posee características especiales. Los seres humanos relacionan una serie limitada de unidades gramaticales y de signos separados para formar un conjunto infinito de oraciones que bien pudieran no haber sido oídas, emitidas, leídas, escritas o pensadas con anterioridad. Los niños que todavía no han estudiado la gramática de su lengua establecen sus propias reglas empleando su capacidad lingüística, así como los estímulos que reciben de la comunidad lingüística en la que han nacido.

Parece que el cerebro del ser humano está prediseñado genéticamente (evolucionado desde nuestros predecesores los neandertales) con las estructuras internas del lenguaje, de cualquier lenguaje, con toda lingüística posible por diferentes que sean las realmente existentes. Únicamente necesita memorizar la fonética y la semántica de las palabras para comenzar a estructurar la comunicación de manera coherente.

Para que exista el lenguaje se requieren ciertos factores: de índole fisiológica (el organismo tiene que ser capaz de emitir sonidos); de índole gramatical (el discurso tiene que poseer una estructura), y de índole semántica (es imprescindible que la mente pueda entender lo que se habla).
Sea cual sea la comunicación que establecen los seres humanos por medio de la lengua, los gestos o los signos, debe cumplir el mismo proceso: adecuarse al pensamiento que se quiere transmitir; sin embargo, las lenguas que se hablan en el mundo, aunque cumplen con esa finalidad, difieren ampliamente entre sí tanto en sus sistemas fonéticos como en sus estructuras gramaticales.


El lenguaje humano tiene aspectos creativos e interpretativos que parecen marcar sus diferencias con los sistemas de comunicación animales.
Se cree que la comprensión de la lengua está ligada a la función que realiza una determinada zona del cerebro conocida como área de Broca. Hasta que se produjo esa especialización fisiológica, se creía que no había diferencias entre el lenguaje humano y el sistema de comunicación utilizado por otras especies animales.
Al parecer fue en la era de Neandertal cuando se inició el lenguaje, pero hasta la aparición del Homo sapiens no se dio una evolución lingüística significativa. Así pues, el lenguaje humano puede contar con 30.000 ó 40.000 años de existencia (apenas 3 décimas de segundo de nuestra Historia del Universo en 24 horas). La enorme diversidad de lenguas que hay en el mundo demuestra que una vez que apareció el lenguaje se produjeron los cambios a gran velocidad. No es posible saber si hubo una primera y única lengua, ni cuáles fueron sus sonidos, gramática y léxico. La lingüística histórica, que se encarga de descubrir y describir cómo y por qué surgieron las lenguas, apenas puede sugerir algunas hipótesis para explicar esta evolución.

En el siglo XVIII el filósofo alemán Leibniz sugirió que todas las lenguas que existen y han existido proceden de una única protolengua, hipótesis que recibe el nombre de monogénesis. Aunque muchas lenguas vivas proceden de una única lengua anterior, esto no significa que el lenguaje humano haya surgido en varias partes del mundo de forma simultánea, ni que las lenguas vivas precisen de un solo antepasado, sino que pudo haber varios. Esta segunda hipótesis, que explica el origen múltiple para las familias de lenguas, recibe el nombre de poligénesis.
Lo que caracteriza al lenguaje es su continuo crecimiento y evolución en todos los aspectos, en tanto que es expresión viva de la naturaleza y la cultura de los seres humanos.

En mi opinión, el futuro de la humanidad, del que hablaremos más adelante, pasa por una reflexión profunda sobre la diversidad de lenguas y la necesidad de unificación.

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