lunes, 7 de junio de 2010

Causa y efecto de cultura, de nosotros, de ellos.



Estoy en desacuerdo con tus ideas, pero daría gustoso mi vida por defender tu derecho a expresarlas.
Voltaire S XVII d.C.


Quizás todo sea bipolar. No estoy seguro.
Pero sí lo estoy de que cada aspecto de la vida cultural es el resultado de la intersubjetividad e interconexión de los intereses de cada uno de nosotros. Y de la fuerza que seamos capaces de emplear en la batalla por defender nuestros gustos o intereses.

Durante 40 años de franquismo el más fuerte fue el dictador, y la cultura permitida era la suya. La única posibilidad de poder enfrentarse a una fuerza tan amenazante, es la unión de pequeñas fuerzas individuales: las de los obreros y sindicatos demandando sus derechos, las de los artistas sorteando con habilidad la censura impuesta, la de las mujeres demandando igualdad de oportunidades…

Continuando con la intención de comprensión de nosotros mismos y nuestro presente, la cultura, entendida en su ámbito más amplio, incluyendo nuestras ideas artísticas, religiosas o sociales, son el resultado de la lucha de intereses de todos los que nos precedieron y tomaron partido por aquello que les resultaba más razonable, acogedor, subyugante o hermoso.

Somos fruto de la libertad de la cultura, por fin, aniquilada durante siglos por miedos a castigos, o a imposiciones de opiniones.
Somos fruto de la lengua hablada por los que nos precedieron, y de la manera en que la hicieron evolucionar hasta nosotros.
Somos fruto de la manera en que nuestras generaciones pretéritas entendieron la lucha por exigir la libertad de expresión, por la que lucharon y murieron. De la manera en que entendieron el placer artístico de una buena obra literaria, por ejemplo, y de la manera en que rechazaron otras que nunca nos llegaron.
Somos el resultado exacto de los intereses culturales e ideológicos de los que fueron antes. De sus doctrinas, de sus convencimientos y luchas ideológicas.
Somos causa y efecto, tal como ya he comentado con anterioridad refiriéndome al proceso continuo de nuestro devenir. Somos causa de lo que nos precedió, y efecto de generaciones futuras en las que deberíamos pensar tanto como en nosotros mismos.

Un ejemplo de lo expuesto en esta breve entrada: ¿Por qué el norte de América ha progresado económicamente mucho más que el sur en igualdad de recursos naturales? Por su herencia ideológica, en concreto religiosa.
Lo explicaré más adelante, cuando profundicemos un poco en la reforma luterana y en las diferencias entre el catolicismo y el protestantismo.
Buen fin de semana

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