jueves, 7 de julio de 2011

Replanteamiento de la herencia cultural recibida- Mejorar el mundo.


Nada se hace para ti, antes tú mismo te haces en orden al universo.
Platón

El tiempo del emplazamiento es el tiempo del mientras, el tiempo en el que tenemos en nuestros manos la definición de nuestra vida.
Aranguren.

Debemos huir de ese amado “yo” sobre el cual se apoya nuestro propósito.
Kant

El amor es lo único que crece cuando se reparte.
Antoine de Saint-Exupéry

En realidad no estoy diciendo nada nuevo. Sólo hay que reflexionar un poco sobre los aforismos de esta entrada para darse cuenta de que el mensaje no es original.

El profesor Aranguren lo llama "tiempo del emplazamiento", o "tiempo del mientras", que no es otro que todo nuestro tiempo, nuestra vida, nuestro camino. Su visión cristina de la existencia le exige comprender la vida como un intermedio, aquello que Unamuno temía cuando afirmaba "Tengo esperanza en que nuestro trabajado linaje humano sea algo más que una fatídica procesión de fantasmas que van de la nada a la nada".

Ya conocéis algunas de las respuestas. La ciencia, el sentido común y la razón demuestran que el hombre dispone de libre albedrío sobre la Tierra. Disponemos de libertad absoluta para vivir las vidas que deseemos, quizás con las limitaciones materiales que la base de la pirámide de necesidades exige. Disponemos de una única vida, sin premios ni castigos en el más allá, sin futuras vidas espirituales fruto de nuestros actos en esta efímera vida de apenas unas décadas.
Lo que no significa que no exista Dios. Hablaremos de ello más adelante. Significa que no hay intervención de ningún tipo. Por supuesto no hay destinos escritos, y no hay deseos divinos en nada de lo que ocurre en nuestro planeta, ni bueno ni malo.
Quizás somos un experimento. Quizás estamos siendo observados. Quizás simplemente estemos solos.  

Debemos por tanto replantearnos la herencia cultural recibida, fruto de concepciones de vida erróneas, y reflexionar sobre nuestro presente y futuro en base a estas nuevas verdades conocidas. No vamos a ser juzgados tras la muerte porque el alma es un concepto inventado por los que nos antecedieron, que no poseemos, y que nunca se separará de nuestro cuerpo para vivir otras vidas. Sin este condicionamiento de nuestros pensamientos u obras, y con la certeza de nuestra libertad no cercenada por intervenciones celestiales, está en nuestra mano decidir lo que deseamos hacer con nuestra vida y con nuestro mundo, y debemos ser lo suficientemente inteligentes como para ponernos de acuerdo en el objetivo que pretendemos alcanzar entre todos.
Quizás sí transcurra nuestra vida de la nada a la nada. Sin embargo, coincido con Platón en que no es el entorno el que gira en torno a nosotros mismos, sino cada uno de nosotros el que construye el mundo, el que le da forma y moldea. Venimos de la nada y terminaremos en la nada, pero nuestra vida, cada una de nuestras pequeñas vidas aparentemente intrascendentes, transforma el mundo en el que hemos tenido la enorme fortuna de vivir.

Kant ya nos dio la fórmula de convivencia que hago mía y comparto con el mundo. Debemos huir de ese amado yo sobre el cual se apoya nuestro propósito y dedicar nuestro esfuerzo, trabajo, inteligencia e ilusión a mejorar el mundo. Sé que es una afirmación compleja y que demanda una reflexión más profunda. ¿Qué significa mejorar el mundo?, ¿cómo puede cualquiera de nosotros mejorar el mundo?

Dedicaré la próxima entrada a explicar lo que entiendo por mejorar el mundo, aunque el bueno de Saint-Exupéry ya nos dio una pista, "el amor es lo único que crece cuando se reparte".


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