martes, 17 de agosto de 2010

El cerebro, secretos y amenazas


El alma no está toda en todo el cuerpo, como muchos han creído, sino toda ella en el cerebro, porque si estuviera desparramada en todas partes, o toda en cada parte, los instrumentos de los sentidos no necesitarían concurrir a un solo lugar; antes bien bastaría que el ojo llenara el oficio de la sensación sobre su propia superficie, sin tener que mandar por la vía de los nervios ópticos, hasta el cerebro, la representación de las cosas vistas; pues el alma, por las razones dichas, podría sentirlas en la superficie del ojo.
Leonardo da Vinci- S. XV d.C.


Creo que todos los secretos que nos restan por conocer sobre el ser humano se encierran dentro de cada uno de nosotros, en nuestros genes y en nuestro cerebro.

Creo también que muchos de estos secretos (no me atrevo a decir que todos) saldrán a la luz muy pronto (quizás apenas unas pocas décadas) revelados por la ciencia, y se convertirán en amenazas para nosotros mismos, junto con nuestro entorno vital (capa de ozono, cambio climático, tormentas solares…), si no somos capaces de canalizarlos adecuadamente hacia el beneficio público/bien común de la humanidad, en lugar de para beneficio personal o empresarial. Por eso he comenzado a hablar bioética, la filosofía popular del futuro cercano, y continuaremos haciéndolo largo y tendido.

Pero quizás me precipito hablando de estos vaticinios que tenía pensado comentar en una fase posterior de esta línea argumentativa sobre el mundo, la vida y el hombre.

Es importante centrar las cosas y hacer una fotografía lo más precisa posible de nuestro presente y de nosotros mismos hoy, que es la reflexión en la que nos encontramos en este punto del blog.

Debo hablar por tanto de nuestro cerebro y de su evolución.

Me marcó y me hizo reflexionar durante mucho tiempo este interesantísimo artículo publicado por el Instituto Médico Howard Hughes en la Universidad de Chicago en 2004.

Se trata de un estudio sobre la evolución de nuestros genes y las mutaciones necesarias para la construcción de un cerebro tan grande y complejo como el nuestro.

Para el profeson Lahn, responsable del trabajo, los genes que controlan el tamaño total y el rendimiento del comportamiento del cerebro son quizás los lugares del genoma en donde la naturaleza ha hecho la mayor cantidad de cambios en el proceso de crear el cerebro poderoso que poseen hoy los seres humanos.

Una de las sorpresas principales del estudio es el número relativamente alto de genes que han contribuido a la evolución del cerebro humano. “Durante mucho tiempo, se ha discutido sobre la contribución genética a la evolución del cerebro humano”, dijo Lahn. “¿Se debe a algunas mutaciones en algunos genes, muchas mutaciones en algunos genes o muchas mutaciones en muchos genes?” La respuesta parece ser muchas mutaciones en muchos genes. Hemos hecho un cálculo aproximado de que la evolución del cerebro humano involucra probablemente a cientos, si es que no a miles, de mutaciones en quizás cientos o miles de genes -e incluso esa es una estimación conservadora-”.

No deja de ser espectacular que tantas mutaciones en tantos genes fueran adquiridas durante sólo unos 20-25 millones de años en el linaje evolutivo que llevó a los seres humanos, según dice Lahn. Esto significa que la selección ha trabajado arduamente durante la evolución humana para crear el poderoso cerebro que hoy tienen los seres humanos.

Varios eventos importantes en la evolución humana reciente podrían reflejar la acción de fuerzas selectivas intensas, entre las que se encuentran la aparición del género Homo hace cerca de 2 millones de años, la expansión importante del cerebro que comenzó hace aproximadamente medio millón de años y la aparición de seres humanos anatómicamente modernos comenzó hace aproximadamente 150.000 años. “Está claro que la evolución humana no ocurrió de golpe”, dijo, “lo que tiene sentido, dado que el cerebro es un órgano muy complejo”.

Lahn especuló más diciendo que la selección fuerte para cerebros mejores todavía podría tener lugar en las poblaciones humanas actuales.

Pero lo que particularmente me resultó más interesante y más me hizo pensar, es la teoría de estos investigadores científicos sobre por qué el linaje humano experimentó tal selección intensificada para mejores cerebros, pero no ocurrió lo mismo con otras especies. Lahn cree que las respuestas a este interrogante importante vendrán no sólo de las ciencias biológicas sino también de las ciencias sociales. Quizás las estructuras sociales complejas y los comportamientos culturales únicos en los antepasados humanos fueron los que promovieron la evolución rápida del cerebro.

¿No os parece apasionante? Ha sido nuestra propia estructura social la que ha contribuído al desarrollo de nuestro cerebro. Ha sido nuestra organización social la que nos ha hecho mejorarnos a nosotros mismos, hacer crecer el cerebro, convertirlo en más complejo y con más posibilidades intelectivas. Se trata de una especie de maravilloso bucle en el que la capacidad de nuestra mente conduce a tener una vida social más activa y organizada, y ésta a su vez hace que nuestros genes muten para ampliar la capaciadad cerebral. Verdaderamente apasionante.
“Este artículo va a abrir muchas discusiones”, dijo Lahn. “Tenemos que comenzar a pensar sobre la forma en la que las estructuras sociales y los comportamientos culturales en el linaje que llevó a los seres humanos se diferenciaron de los de otros linajes, y sobre la forma en la que tales diferencias han impulsado la evolución humana de una forma única. Para mí, ésa es la parte más emocionante de este artículo”.

Aunque no se sabe a que es debida esta evolución acelerada, la investigación sugiere que el hecho de que los humanos se hayan convertido progresivamente en especies más sociales es lo que ha provocado que las capacidades cognitivas sean cada vez más ventajosas.

Verdaderamente apasionante. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario