miércoles, 5 de septiembre de 2012

Reordenar prioridades vitales



En lo más profundo de la noche empieza el amanecer- Swami Tilak

Acabo de terminar de leer un libro apasionante del psicoterapeuta estadounidense Irvin D. Yalom que se llama "La cura Schopenhauer".
Quisiera escribir aquí uno de sus párrafos, premonitorio de lo que ha de ser transmitido en este blog:
"Recordó los grupos de pacientes de cáncer de mama que había tratado hacía años, y en cómo ellas solían hablar de una etapa dorada una vez que superaban el pánico ante la evidencia de una muerte próxima. Unas decían que vivir con el cáncer las había hecho más sabias, más conscientes de sí mismas, mientras que otras habían reordenado sus prioridades, se habían hecho más fuertes, aprendido a decir que no a cosas que ya no valoraban, y sí a las cosas que importaban de verdad, tales como amar a sus familiares y amigos, observar la belleza, saborear el cambio de las estaciones. Pero qué pena, se lamentaban muchas, que sólo hubieran aprendido a vivir después de que el cáncer invadiera sus cuerpos".
Nietsche, en "Así habló Zaratustra" dijo que deberíamos vivir nuestra vida de tal forma que si nos ofrecieran volver a vivir una y otra vez de la misma manera, nuestra respuesta fuese sí.
Somos animales inteligentes. Aprendemos de nuestra experiencia y de la de nuestros predecesores. Tenemos una ingente cantidad de textos escritos de personas que ya han concluido el camino que nosotros estamos recorriendo ahora. Contamos con sus comentarios, sus impresiones, sus consejos, su sabiduría. Pero seguimos cayendo una y otra vez en los mismos errores viviendo vidas infelices, dejándonos llevar por la ola sin tomar conciencia de la inmensa importancia de lo que nos acontece, y llevando una vida equivocada llena de infelicidad, consumista, materialista y obsesiva, con trabajos de quince horas, hipocresía, mentiras, superficialidad, e hipotecas vitalicias para comprar inmuebles por encima de nuestras posibilidades y que no necesitamos.
Reordenar prioridades, ése es el concepto principal. Y "saborear" la vida.
Vamos a ello.

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