sábado, 25 de junio de 2011

Transmigración de las almas en las religiones dhármicas


Nadie quiere que le recuerden cuan difícil resulta conciliar la existencia del mal con la omnipotencia y la soberana bondad de Dios.
Sigmund Freud S. XIX y XX d.C.

Para el pueblo oriental, lo verdaderamente importante de una enseñanza, no es quién la escribió, o la pensó, o la transmitió, sino la enseñanza en sí. Por eso, sus textos religiosos son compendios de ideas, enseñanzas, reflexiones de muchos de los sabios que nos precedieron, sin importar su nombre.

Para nosotros los occidentales es necesario conocer quién es el creador de las ideas que se transmiten. De esta forma podemos estudiar a la persona, no su mensaje, y darle o no credibilidad a sus ideas. Sin embargo, los orientales no se detienen a investigar al sabio, sino que le conceden credibilidad o no, directamente a sus ideas. Y si las aceptan, se despreocupan del emisor.

Es por ello que no es posible reconstruir la historia de la idea de la transmigración de las almas, para analizar sus orígenes de autor, mitológicos o sociales. Pero si hay otras muchas reflexiones que hacer sobre ella.


La reencarnación, metempsicosis, transmigración de las almas, tiene su origen, una vez más, en el mito, en la inventiva de nuestros predecesores, que de una forma, quizás interesada, quizás con convencimiento de la verdad que transmitían, y en todo caso inconscientes de la repercusión cultural histórica que tendría para la humanidad, lanzaron al mundo sin, a mi juicio, demasiada reflexión.

En el pensamiento religioso hinduista, la creencia en la transmigración aparece por primera vez en forma doctrinal en las escrituras religiosas indias llamadas Upanishad, que reemplazaron a los antiquísimos textos épicos no filosóficos llamados Vedas (entre el 1500 y el 600 a. C.). Las Upanishad fueron escritas entre el 400 a. C. y el 1600 d. C.


Me voy a detener un poco en los Vedas (literalmente ‘conocimiento’, en sánscrito) que se denominan a cuatro textos muy antiguos, base de la desaparecida religión védica, precursora de la religión hinduista.

En conjunto, los cuatro Vedas, las decenas de Upanishads y el Vedanta sutra se llaman shruti (‘lo escuchado’), la “revelación comunicada oralmente por Dios a algunos sabios en el pasado”. De nuevo nos encontramos con revelación divina directamente transmitida desde la boca de Dios a los oídos del elegido (igual que Zoroastro, igual que Mahoma, igual que Moisés, igual que Jesús...).

De entrada voy a sacar una conclusión lógica de estas revelaciones divinas. Es muy sencilla: los mensajes transmitidos por Dios a aquellos que recibieron su palabra, no son similares. Cabe por tanto una conclusión de posibilidades. O bien no es el mismo dios el que transmite el mensaje, o bien sí es el mismo dios pero ha cambiado de ideas, o bien estas revelaciones fueron fruto de la inventiva o de la alucinación psíquica de los que las recibieron (aunque fuese una inventiva bienintencionada, que no lo dudo en absoluto).


A- Cada Veda se subdivide en dos partes claramente identificables:


1. Mantras, esto es, las palabras de oración y adoración dirigidas al fuego, a alguna forma del Sol o a alguna forma del aire, cielo, viento, etc. (en ningún caso a un dios) con pedidos de riqueza, salud, longevidad, ganado, hijos, victoria, e incluso perdón de los pecados (las crónicas preocupaciones del ser humano).
2. Bráhmana, consistente en explicaciones detalladas para llevar a cabo ceremonias en las que se podían utilizar con provecho los mantras.


Los mantras son también tres:

1. Rich (Rig), los cuales son versos en alabanza, con métrica, compuestos para ser recitados en voz alta, y plegarias litúrgicas para recitar en los sacrificios.
2. Iáyus (Iáyur), que están escritos en prosa para murmurarse durante un sacrificio de fuego.
3. Sāman (Sāma), versos métricos para ser recitados durante las ceremonias de la planta soma (droga psicotrópica que sólo los sacerdotes bráhmanas podían utilizar) (estoy totalmente convencido de que estas alucinaciones artificiales son origen de muchas de nuestras creencias actuales).


B- Upanishad designa a cada uno de los más de 200 libros sagrados hinduistas escritos en idioma sánscrito entre los siglos IV a.C. y siglo XVI d.C., de los que no se conservan la mayoría de los autores por la explicación inicial a esta entrada.

Upa ni-shad significa ‘sentarse más bajo que otro (para escuchar respetuosamente sus enseñanzas).

Frente a la religión oficial expresada en los Vedas, las Upanishad presentan una nueva cultura, ligada al mundo de los artesanos y comerciantes de las ciudades del norte de la India, que concibieron formas de vida y gobierno más flexibles y participativas (ya hemos hablado de este hecho sociocultural que se repitió en todo el mundo). En este ambiente, muchas personas rechazaron la religiosidad y ceremonias de los Vedas y reaccionaron contra el poder de los sacerdotes bráhmanas. Entonces se escribieron las Upanishad y aparecieron nuevos grupos religiosos, como el yainismo y el budismo.


Las Upanishad se basan probablemente en las experiencias de personas que, cansadas de la religión oficial, se retiraron a los bosques para vivir como ascetas o ermitaños, pensaron por su cuenta y luego difundieron sus ideas. Los autores de estos libros se reunían para escuchar la palabra de algún maestro espiritual y conversar sobre la divinidad.

Frente al politeísmo de los Vedas, la doctrina upanishádica defiende la existencia de una divinidad Brahman única y absoluta, que a veces se identifica con el creador del universo (el dios Brahmá), a veces con su conservador (Visnú) y a veces con su destructor (Shivá).


En las Upanishad se dice que el hombre está conectado con la divinidad y puede llegar a identificarse con él «a través del hilo que une este mundo con el otro mundo y con todas las cosas». La salvación consiste en comprender que la realidad eterna es igual al atma, el alma de cada individuo.

Para la nueva doctrina, todo lo que sucede está constantemente cambiando, siguiendo un ciclo que se repite. En ese ciclo, cada ser persigue realizar su dharma, aquello para lo que está hecho. El dharma del agua es fluir; el del fuego, quemar; el del pez es nadar; el del ave, volar. El dharma del ser humano consiste en alcanzar la salvación y unirse a la divinidad.


El tema principal de las Upanishad es la naturaleza del Brahman (el alma universal) y la doctrina fundamental expresada es la identidad del atma con el Brahman. Las Upanishad expresan las formulaciones de esta verdad doctrinal. En las Upanishad se habla de otros temas como la naturaleza y propósito de la existencia, diversas formas de meditación y culto, escatología, salvación y se expone de manera bastante detallada la teoría de la transmigración de las almas, en la que el concepto de “Karma” es principal.


Tanto el budismo como el hinduismo creen que mediante la práctica de esas respectivas religiones, las personas pueden escapar del condicionamiento del karma y así liberarse de los cuatro sufrimientos (que se enumeran igual en ambas religiones):

1. nacimiento
2. enfermedad
3. vejez
4. muerte.

Usualmente se asocia el karma con la reencarnación, ya que una sola vida humana no alcanzaría para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas («cobrar» todo el bien que se ha hecho o «pagar» todo el mal que se ha realizado en vida).


En religiones teístas (como el hinduismo o el cristianismo) existe el concepto de alma. Bajo el punto de vista del karma, la reencarnación sería la nueva encarnación del alma en un nuevo cuerpo físico, en tiempo futuro, en el útero de una nueva madre.

En el hinduismo, el concepto de alma individual, o jiva-atman, es una chispa del Espíritu Divino (atman) que todos tenemos, a diferencia del budismo, en que el objeto de la reencarnación corresponde a un registro de la mente.


Se entiende que existe un estado de pureza y sabiduría original, latente pero dormido, en la vida de todos los seres humanos. En el concepto oriental el ser humano olvida su naturaleza superior y se identifica erróneamente con el cuerpo en cada nuevo nacimiento.

La reencarnación —o transmigración de las almas— es el paso hacia la siguiente existencia física. El karma determina las condiciones bajo las cuales el individuo vuelve a la vida. Sin embargo, el estado de pureza y sabiduría latente sigue intacto y desarrollándose lenta y progresivamente vida tras vida, en una especie de evolución espiritual del alma/cuerpo astral a través de numerosos cuerpos físicos y personajes, un largo viaje desde nuestra naturaleza inferior o animal hasta nuestra naturaleza superior o divina.
eitero en la idea de que los mensaje religiosos a lo largo de la historia de la humanidad son fruto de las circunstancias sociales, interesadas o no, tal como acabamos de volver a analizar, y sin duda nacen de la imaginación de un hombre desconcertado, que no comprende lo que le rodea, y además no asume la muerte como el último paso natural de la vida.


Como conclusión me reitero en la idea de que los mensaje religiosos a lo largo de la historia de la humanidad, interesados o no, con ánimo de engaño, o con convencimiento de verdad, son fruto de las circunstancias sociales, tal como acabamos de volver a analizar, y sin duda nacen de la imaginación de un hombre desconcertado, que no comprende lo que le rodea, y además no asume la muerte como el último paso natural de la vida.

viernes, 24 de junio de 2011

Origen mitológico de las religiones dhármicas orientales


El pensamiento que no se decapita desemboca en lo Transcendental.
Theodor Adorno S. XX d.C.


Estos son los orígenes mitológicos de las religiones dharmicas orientales sobre los que se asientan las creencias presentes de 2.500 millones de personas (Hinduismo, budismo, jainismo, brahmanismo y sijismo).


Tras cada muerte el Iama es quien juzga nuestro karma (actos, palabras y pensamientos de la vida). Iama es el señor de la muerte.


Iama en los «Vedas» (primeros textos religiosos dhármicos, postprehistóricos) es el primer ser mortal. Había nacido de Vivasvat (el dios del Sol) y de su esposa Saraniú. Su hermano, el séptimo Manu, otra forma del primer hombre, es hijo de Vivasvat con su esposa Samguiá, quien era el reflejo o la sombra (chaia) de Saraniú. Al morir, debido a que fue el primero en llegar al Cielo, se le nombró líder de los muertos (todavía no los juzgaba).


Tiene dos perros guardianes de cuatro ojos, llamados Shabala con manchas de colores.


Su hermana Iamī es su melliza, que fue la primera mujer. Iamau mithunau quiere decir ‘dos gemelos de distinto género’. El décimo mándala (capítulo, círculo) del Rig-veda contiene un himno (10, 10, 14) en el que ambos se cantan uno al otro. Iama resistió los avances sexuales de su hermana (el primer incesto). Después de que él murió, ella lo lloró tanto que los devas —para hacerle olvidar su dolor— crearon la noche.


En los Vedas, Iama es llamado “rey” (samgamano yananam: ‘el que reúne a la gente’) y dirige bondadosamente sobre los antepasados muertos (pitri), cuyo camino está custodiado —para evitar que entren los vivos— por dos perros manchados (de cuatro ojos y amplio hocico), vástagos de Śaramā y parecidos al can Cerbero griego de tres cabezas.


En la mitología posvédica, su hermana Iamí es conocida también como Iamuna (el larguísimo río Yamuna, paralelo al Ganges).


En sánscrito, la palabra iama no sólo significa ‘mellizo’, sino también ‘prohibición’ y ‘restricción’ (como en el iama y el niiama del yoga). Así que gradualmente en la mitología puránica, Iama empieza a aparecer como Iámarash (el rey de la prohibición) y como Dhármarash (rey del deber) o Dharma (la personificación del dharma, ‘deber o religión’).


Es el castigador de los muertos, y es quien mide la balanza del karma. Vive en una región del inframundo llamada Iamapura (‘ciudad prohibida’).


Cuando un alma abandona su cuerpo, se encuentra con Iamarash. El contador Chitra Gupta lee un informe acerca de todas las actividades de esa alma en particular, que están registradas en un libro llamado Agra-samdhana (agra: ‘principio’, sam-dhānā: ‘reunión, poner todo junto’). Luego Iamarash da su justa sentencia inapelable.


En el Majábharata se describe a Iama con ropajes color rojo sangre, cuerpo brillante, corona sobre la cabeza, ojos relampagueantes. Como Varuna (el anterior rey de la muerte védico) lleva en su mano un lazo (con el que ata al alma luego de arrancarla del cuerpo) del tamaño de un pulgar humano. También se lo representa con gesto severo, de piel verde, vestido de rojo, montado sobre un búfalo. Sostiene una maza de oro en una mano y el lazo de la muerte en el otro.


Su morada se llama Iamaloka (‘el planeta de Iama’) o Kshaia (‘desgaste, destrucción’).


En las mitologías más modernas (por ejemplo, el Bhágavat-purana, del siglo XI d. C.) se lo presenta siempre como una deidad terrible, que inflige torturas inimaginables (llamadas yātanā) a las almas en el infierno.


En la mitología griega el papel de Iámarash correspondería al de Plutón y Minos.


Iama podría ser uno de los dioses más antiguos del mundo, porque se han encontrado dioses parecidos de uno u otro tipo por toda Eurasia:


• Yima en el zoroastrismo persa.
• Yan-luo (traducción al chino del término sánscrito Iama Rash (rey Iama).
• Enma (Iama), Emma-O (rey Iama) o Enma Dai-Ō (‘gran rey Iama’), en la mitología japonesa.
• Algunos incluso creen que también comparte las mismas raíces mitológicas de Abel (el segundo hijo de Adán, asesinado por su hermano mayor Caín).
• Iama es venerado en Tíbet como guardián del ejercicio espiritual, y fue probablemente venerado aun antes del siglo VII, cuando Tíbet se convirtió desde el bön al budismo.
Iamī es la diosa de la muerte y reina sobre las almas de las mujeres en el submundo (Naraka). Es la consorte de Iama, el señor del inframundo.
• Ymir (de la mitología escandinava). 


viernes, 17 de junio de 2011

El alma no existe


Dios es concebido no por la reflexión filosófica, sino más bien por la necesidad de adularle para tenerlo propicio.
Hume S. VXIII d.C.

Las evidencias son tan obvias que cuesta creer que todavía nuestro mundo se mueva a golpe de temor espiritual por lo que vendrá después.

Si analizamos con detenimiento la historia del alma (ver entradas anteriores) y nos paramos a reflexionar sobre las circunstancias históricas que favorecieron esas ideas, enseguida nos damos cuenta de que todo, y siempre, ha sido fruto de la invención humana.

Siglos de luchas entre nuevas ciudades, nuevos reyes, nuevos imperios, necesitados todos de victorias frente a los adversarios, para dominarles y garantizar la sostenibilidad y crecimiento, favorecieron las invenciones de Zoroastro, o personajes similares en la post-prehistoria, antes de la Grecia Clásica, antes de los filósofos que han construido nuestro pensamiento, transmitido generación tras generación por convenciones culturales generalmente aceptadas, y de las que debemos liberarnos cuanto antes. Invenciones en las que ya nadie cree, como la pirámide jerárquica de ángeles y arcángeles que Zoroastro transmitió, pero que mantienen su influencia en nosotros.

El orfismo acepta este pensamiento sobre el pecado y la culpa, y el juicio final tras la muerte del cuerpo físico, de donde el gran precursor de la espiritualidad mundial, Platón, bebe sus teorías y las acepta.

Ya en la misma Grecia Clásica, Aristóteles terreniza el concepto de alma platónico y lo baja de los cielos para convertirlo en una sustancia mortal que da forma a nuestro cuerpo en potencia.

Pero Aristóteles fue platonizado por Santo Tomás, y todos los neoplatónicos posteriores se ocuparon de mantener viva la idea de un alma inmortal, y un juicio final en el que, si nuestros actos en la Tierra habían sido coherentes con los mandatos de los elegidos por Dios, las iglesias, nuestra alma viviría el resto de la eternidad en un cielo maravilloso, pero que si nos apartábamos de sus mandatos, que generalmente conllevaban favores económicos hacia esos mismos elegidos, nuesta alma sufriría terribles sufrimientos en el infierno para siempre.

Un infierno que para Juan Pablo II no es sino la sensación interior en esta vida del que vive apartado de la luz de Dios, pero no un lugar real donde las almas penarán durante toda la eternidad por sus actos alejados de la doctrina religiosa, del dogma humano.
Me pregunto qué diferencia hay entre el infierno, del que se reniega públicamente, y el cielo. ¿El cielo sí existe pero el infierno no? ¿Y si no nos hemos comportado adecuadamente durante nuestra vida? ¿Qué pasará con nuestra alma? ¿Iremos al cielo en cualquier caso?

Finalizada la Edad Media y la vergüenza que para la humanidad representan 12 siglos de teocracias crueles e inhumanas, los pensadores, los sabios que han reflexionado sobre el alma, han obviado tomar postura alguna en favor o en contra de esta suerte de cuerpo etereo que entra y sale de nuestro cuerpo, para llamar alma, bien a la mente, bien a las emociones.
Creo que no ha habido valentía suficiente entre la intelectualidad, al menos hasta la modernidad, para afirmar la evidencia de la no existencia del alma. Quizás porque dejaba al hombre en una situación complicada, en lo referente a lo moral, a la convivencia. Porque después de todo, si los humanos en su mayoría aceptamos la idea de que el alma no existe, y que nunca nos enfrentaremos a un juicio por nuetros actos vitales, ¿cómo podríamos reaccionar?

Sin duda ése ha sido el miedo histórico a romper con siglos y siglos de mentiras.

Afirmo que el alma no existe, y que nunca nos enfrentaremos a un juicio final sobre nuestros actos condicionados por el miedo. 
Y afirmo que los hombre estamos preparados para asumir este hecho, para eliminar las religiones de nuestras vidas, y para actuar en un mundo sin alma con mayor humanidad, capacidad de convivencia, honestidad con nosotros mismos, y solidaridad, que la que la supuesta falsedad espiritual pretendía conseguir.

martes, 14 de junio de 2011

Pirámide de necesidades II- Octava necesidad- Soy un tipo afortunado



La humanidad, por distintos y convergentes caminos, ha descubierto que el modo más seguro y eficaz de conseguir la felicidad y la justicia es afirmando el valor intrínseco de cada ser humano.
José Antonio Marina- filósofo contemporáneo


Soy un tipo afortunado, sin duda. Únicamente debo detenerme a reflexionar un poco sobre cada una de las líneas de la pirámide de las necesidades de Maslow para darme cuenta.

1- Tuve la enorme fortuna de nacer en un país europeo desarrollado, en una familia humilde, sí, pero incluso las familias más humildes de países desarrollados europeos tienen todas sus necesidades primarias satisfechas.
Nunca he pasado hambre, ni sed. Siempre he tenido una cama en la que dormir, y un techo que resguardaba mis fríos.
Mi yo animal nunca, desde mi nacimiento, ha tenido ninguna necesidad no cubierta.

Soy un privilegiado. Miles de millones de personas no tienen mi misma suerte.


2- En cuanto a las necesidades de seguridad, con franqueza, nunca he tenido sensación de que nada de lo que me rodea peligre. Fuí protegido por mis padres hasta que pude abandonar el nido y enfrentarme al mundo por mí mismo. Ahora tengo estabilidad familiar, emocional, laboral y económica. 

Soy un privilegiado, lo sé. 


3- Me siento plenamente integrado en mi pareja, mi familia, mis amigos, mi ciudad y mi país.

Amo y soy amado. Tengo tres hijos maravillosos a los que adoro. Todos en mi familia se encuentran bien y son relativamente felices (siempre hay un poso de insatisfacción en cada uno de nosotros del que hablaré un poco más adelante).
Mi gobierno se preocupa por mis derechos y me protege ante peligros sociales.


4- Tengo una razonable autoestima. Me considero un hombre inteligente, socialmente aceptado y respetado.


5- Creo haber aprovechado mi potencial. Y además tengo muchos planes de futuro que me ilusionan. He escrito algunos libros de cuentos y un par de novelas. Este blog y lo que pretendo transmitir me satisfacen sobremanera.


6- He leído y estudiado todo lo que me ha inquietado, lo que me ha permitido alcanzar muchos lugares de conocimiento, e incluso encontrar respuestas que muchas personas buscan a lo largo de su vida sin encontrarlas.


7- Encuentro verdadero placer estético en el arte, sobre todo en el literario. Me fascina el mensaje bien escrito y la palabra bien pronunciada en el lugar y momento correctos.

 

Las 7 necesidades de Maslow las tengo cubiertas. Soy un tipo afortunado, sin duda. Debería sentirme un hombre completo, feliz, realizado y sin deseos adicionales. Debería alcanzar ese ansiado Nirvana anunciado por Buda cuando no se tienen deseos, porque los he cumplido todos, por un camino diferente al óctuple que pronunciaba el asceta, pero los he logrado.

Sin embargo no me siento así. No me siento pleno, ni satisfecho, ni realizado, ni siquiera me siento feliz. Todavía tengo ansiedad en mi cerebro insatisfecho, ¿por qué? Parece claro que deben existir más niveles de necesidad. y quisiera plantear al menos uno.


Ahora que tengo todas mis necesidades cubiertas, siento la necesidad de que las personas a las que amo, cercanas y lejanas, las tengan también. Esa es mi octava necesidad no cumplida, la que me genera insatisfacción interior y desasosiego.


Nunca podría sentirme totalmente pleno sabiendo que miles de millones de personas a las que amo, a las que considero mis hermanos, mi familia humana, no cubren ni siquiera el primer escalón de la pirámide.


Y reflexiono sobre esta insatisfacción personal, y sobre el hecho de que el cerebro humano haya pensado y actuado, en el pasado, de manera similar ante mismas situaciones, en lugares y épocas diferentes. Y me pregunto si cada tipo afortunado que tenga toda la jerarquía de necesidades cubiertas tendrá, como yo, una nueva necesidad vital de compartir su dicha y extenderla a otras personas menos afortunadas.

Y me respondo que estoy totalmente convencido de que así es y será siempre.


Y este convencimiento me obliga a dar un paso más en mi reflexión y a deducir de ella que el objetivo final de los hombres, la respuesta a ese ¿qué hacemos en este mundo?, es, lo veo nítido y cristalino, mejorar la situación de la especie humana, en su conjunto, hasta que todos nos sintamos plenos, satisfechos, realizados y felices.

Sin excepción.

jueves, 9 de junio de 2011

Tengo un sueño sobre la salud de los niños- Hospitales pediátricos públicos en todos los países del mundo.



Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
Paulo Coelho- contemporáneo


Tengo un sueño en el que todos los niños del mundo reciben una adecuada atención sanitaria.
Tengo un sueño en el que toda madre preocupada por la enfermedad de alguno de sus pequeños puede acercarse a un hospital, donde le realizarán todas las pruebas médicas necesarias para su diagnóstico.

En mi sueño, también, cada niño diagnosticado y con necesidad quirúrgica, es operado de inmediato en hospitales gratuitos donde recibe la mejor ayuda profesional y una atención humana conmovedora.

En mi sueño, los niños que necesitan medicamentos para curarse, o para seguir vivos, los reciben sin coste alguna para la familia y no es necesario dejar de comprar comida para poder adquirir unos antibióticos.

En mi hermoso sueño no es necesario comprar la sangre que el niño va a necesitar durante su operación. Ni tampoco hay que pagar la comida en los hospitales. Ni el suero, ni la anestesia, ni las vendas, ni...

Tengo un sueño en el que los gobiernos del mundo deciden ocuparse de verdad de la salud de TODOS nuestros niños. Igual que el resto de los animales cuidan de sus cachorros.

En mi sueño, nuestros gobernantes deciden construir grandes hospitales pediátricos en cada país del mundo, para que todos los niños puedan ser atendidos, diagnosticados, operados y curados.

En mi sueño, todos los que están dormidos se despiertan y sueñan conmigo que es posible, y echan cuentas y comprueban que no costaría tanto, y el beneficio para los niños del mundo sería extraordinario.

Tengo un sueño de esperanza e ilusión, en el que un gran pacto social mundial garantizará la paz durante al menos un año, y con el ahorro del coste de las guerras, se construirán centenares de hospitales pediátricos por todo el mundo en desarrollo, porque el cuarto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio es reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la mortalidad de los niños menores de cinco años.

Pero despierto y mi niña tiene fiebre, y quisiera llevarla a algún sitio para que le hagan pruebas y la curen, pero no tengo dinero para el análisis de sangre que necesita, ni para comprarle las pastillas que le bajarán la temperatura.

Así que le canto bajito para que se duerma.

martes, 7 de junio de 2011

Mismas ideas ante mismas circunstancias- La Historia Antigua, el desarrollo del ciudadano, el nacimiento de las religiones.


La religión es una inmensa ficción, un sueño que el hombre se inventa, como una mentira vital con la que se auxilia y escapa a la caducidad, y puede dar a su existencia un significado infinito.
Nietzsche S. XIX d.C.


Mi teoría es que dadas las mismas circunstancias exteriores, la mente humana realiza las mismas deducciones y aconseja tomar las mismas decisiones, independientemente del lugar o época espacial en la que se encuentre.

Quiero decir que no es necesaria comunicación entre las personas para que dadas ciertas circunstancias en el mundo de lo sensible, el exterior que nos rodea, y en nuestros conocimientos adquiridos, nuestro raciocinio analice la situación y tome las mismas decisiones, estemos donde estemos.

Los pasos que describo a continuación se dieron en cada punto del mundo.
Muchos de ellos a la vez, pero otros mucho tiempo después, incluso siglos, pero se dieron igualmente. Y aunque no hubo comunicación entre ellos, los pasos vitales que se fueron dando fueron coincidentes.

Mirando hacia el pasado puede parecernos algo obvio, pero tendré muy en cuenta esta teoría más adelante, cuando miremos juntos hacia el futuro.


Tomemos varios ejemplos del pasado sobre lo mencionado.

Finalizando el Neolítico, hace unos 5.000 años, los logros conseguidos por los diferentes grupos de humanos esparcidos por todo el globo eran similares. Habían llegado, separados y sin comunicación alguna, insisto, al mismo punto de desarrollo de conocimientos y mejoras en la tecnología utilizada en su supervivencia.

Se habían adquirido conocimientos agrícolas suficientes como para que el ser humano se plantease abandonar el nomadismo y permanecer en un lugar sin moverse, aprovechando de ese terreno las mayores posibilidades de la tierra.

Aprovechando el sedentarismo, los diferentes grupos se dieron cuenta de que el cuidado del ganado tenía muchas posibilidades y podía mejorar su calidad de vida (objetivo principal del ser humano desde siempre). Y una incipiente ganadería comenzó a surgir, de la que se extraían recursos para nuestra subsistencia, y ayuda para nuestro trabajo agrícola (me agrada hablar en la primera persona del plural, aunque esté remontándome 5000 años en la historia. Después de todo estoy hablando de mi familia.)

¿Cuál fue el siguiente paso que descubrió nuestro cerebro? Que era “mejor para todos” convivir juntos, no permaneciendo demasiado alejados unos de otros, en ciudades. De esta forma se favorecían varios fenómenos:

Por un lado las transacciones comerciales, vitales para el Hombre, y origen de la escritura. como hemos visto en la entrada anterior. Y por otro la seguridad ante peligros exteriores (humanos y no humanos), al unirse las fuerzas de los ciudadanos en la defensa común del grupo.

Esta necesidad de organización del grupo por el interés general dio lugar a lo que muchos siglos después filósofos modernos llamaron “pacto social”, de manera que se pensó que era necesaria la figura de un coordinador, al que todos obedeciesen, de la ciudad, lo que se considera el génesis de las monarquías, con los pros y contras que la historia ha ido mostrándonos.


A la vez, y gracias a que la subsistencia, primera línea de la pirémide de nuestras necesidades estaba garantizada, las ideas religiosas fueron calando hondo en el pensamiento de aquellos nuevos ciudadanos, que habían visto a sus predecesores rendir culto a sus antepasados, y que, fruto del desconocimiento teórico de sucesos terrestres comunes como las tormentas, los volcanes o los terremotos, por ejemplo, inventaron unas figuras superiores a nosotros, que los producían a voluntad y en nuestra contra, y que por tanto era necesario tenerlos contentos para, sencillamente, seguir vivos (de nuevo la seguridad y el deseo de supervivencia de todo ser vivo). O bien para que se portasen bien con nosotros enviándonos los elementos climatológicos propicios para nuestras cosechas.


Los monarcas elegidos como coordinadores de las ciudades, a buen seguro los más inteligentes del grupo (bien por sus éxitos comerciales, bien por su mejor oratoria) pronto se dieron cuenta del poder que estas ideas podrían ofrecerles, y se autoproclamaron elegidos por los dioses, de forma que podían controlar al grupo, beneficiarse de él, a través de la disciplina, la moral, y el sentido de bien y mal, que más les beneficiaba.

La mayoría de antropólogos, psicólogos y sociólogos contemporáneos mantienen como válida esta explicación del nacimiento de las religiones.


De esta forma, otorgando valor divino al soberano de la ciudad o grupo de ciudades (civilización) se dieron los primeros grupos teocráticos, como Mesopotamia, Egipto, Roma, Tíbet o el Impero Inca. En estos casos la ley era a la vez autoridad jurídica y religiosa (un gran problema político aun vigente en nuestros días).


Y el siguiente paso, que con el paso del tiempo se observa con naturalidad e inevitabilidad, fueron las guerras entre ciudades, civilizaciones, soberanos,…con un doble objetivo, el primero, el explícito y público, el de puertas para afuera, el de demostrar el mayor poderío de los dioses protectores y hacer ver a los súbditos de otros dioses las bondades de los nuestros. Y el segundo, el implícito, el de puertas para adentro, para conquistar sus tierras, propiedades y riquezas, y esclavizarles en nuestro beneficio (otro de los objetivos prioritarios del Hombre a lo largo de la historia: trabajar lo menos posible).

domingo, 5 de junio de 2011

El fin de la prehistoria coincide con el nacimiento de la escritura


Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito.
Thomas A. Edison S. XIX d.C.


Había reunido mucha documentación sobre los 24 siglos que navegan entre la Prehistoria y la Grecia Clásica, pero finalmente he pensado que no es necesario detenerse en tanto detalle para relatar lo que, en una visión general, aconteció en esa época y sus motivos.

El objetivo de esta entrada, y alguna posterior que la continúa, es reseñar cómo los acontecimientos, y quizás una necesidad de conocer que el hombre ha mantenido siempre, provocaron el nacimiento de la mitología, que dio lugar a nuestra religión, y cuyo origen no es otro que el que tantas veces han mencionado los sabios: el desconocimiento de lo que nos rodea, y el miedo a dejar de existir para siempre. Sin embargo nosotros ahora jugamos con ventaja porque la ciencia nos ha ayudado a conocer al menos una de esas dos incógnitas. Nosotros ahora ya conocemos lo que nos rodea.

Ahora conocemos el Universo tal como es, incluso sabemos sus orígenes.
Tenemos certeza absoluta sobre nosotros mismos. De dónde venimos y cómo nos hemos formado.
Conocemos el origen de la vida en el planeta a raíz de la generación del oxígeno suficiente para que se dieran las circunstancias adecuadas.
Así que sin duda jugamos con ventaja.
 
Desde Kant se abandonó la Metafísica por considerarse que era una ciencia inútil que nunca ofrecería respuestas. Sin embargo, en estos últimos 200 años, desde la muerte del filósofo, el conocimiento humano ha avanzado a un ritmo vertiginoso. Ahora sabemos tantas nuevas verdades que no eran conocidas en aquella época, que tenemos mayores argumentos para retomar esta vieja ciencia que tanto y tanto ha reflexionado sobre nosotros mismos.
Así que, bajo mi modesta opinión, abogo por el surgimiento de la neometafísica, que a buen seguro nos ofrecerá todas las respuestas en breve, porque a mi juicio las tenemos al alcance de la punta de los dedos.

El juego es muy sencillo. Estudiemos lo que ocurrió y pensemos que hubiese ocurrido si se hubiese sabido todo lo que sabemos ahora.

Pero vayamos poco a poco, paso a paso, porque no tenemos prisa. Millones de años nos preceden y, si somos lo suficientemente inteligentes, millones de años nos continuarán. Así que podemos detenernos un poco en la reflexión, e ir sacando algunas conclusiones basándonos en el estudio de lo que aconteció, así como en sus consecuencias, y lo que podría haber ocurrido si entonces, se hubiesen tenido las certezas que ahora disfrutamos.

 
Y aconteció que los historiadores consideran que el fin de la Prehistoria coincide con el nacimiento de la escritura, que es “un sistema gráfico de representación de una lengua, por medio de signos trazados o grabados sobre un soporte plano”.
Es decir que comenzamos a comunicarnos de una manera diferente a como se había llevado a cabo hasta el momento, a través de la fonética, de la voz.

La escritura sustituyó a los pictogramas, que no eran otra cosa que dibujos representativos de realidades. Se hacían sobre tablillas de arcilla que luego se cocían para endurecer. Al principio se hacían una especie de muescas con una caña cortada, e inicialmente representaban cantidades, de cosas (cereales) y de animales (ganado).

Es decir, que los orígenes de la escritura, su necesidad, su obligación de nacer, aquello que la hizo necesaria y por ello surgió, al menos en determinados lugares, parte de las transacciones comerciales.
 
En Mesopotamia, de las primeras formas pictográficas (3000 a.C.), se fue pasando a una representación más cuneiforme de esos pictogramas (2400 a.C.) para desembocar, hacia el siglo VII a.C., en la escritura silábica cuneiforme.

Al mismo tiempo, en Egipto, desde el año 3100 a.C., se desarrolló la escritura jeroglífica. Se escribía de izquierda a derecha o al revés, así como de arriba hacia abajo, encuadrando casi siempre los símbolos; si escribían el nombre de un dios o un rey, lo ponían en primer lugar y situaban el resto de los signos en función de este nombre.
En muchas ocasiones, también, alteraban la dirección de la escritura en función de la estética general de todo el grupo de símbolos. Es, a la vez, una escritura ideográfica y consonántica, reforzando con algunos signos la pronunciación o el concepto.
Hacia el siglo IV a.C., esta escritura fue desapareciendo, dando paso al griego.
La evolución hasta el alfabeto romano fue así: Sumerio-> Egipcio -> Sinaítico -> Cananeo -> Fenicio -> griego arcaico -> etrusco -> ROMANO.

Y de nuevo al mismo tiempo, y eso es lo curioso, nace la escritura china. Los primeros vestigios que tenemos de escritura china son del 2000 a.C. y aparecen en huesos de animales y caparazones de tortugas. Esto se explica por el hecho de que la escritura china nace unida a la adivinación y al culto religioso. La adivinación en la antigua China se hacía aplicando fuego a los huesos de animales sacrificados o a caparazones de tortugas e interpretando las marcas y grietas resultantes de este proceso. Las inscripciones se hacían después de la prueba de fuego, éstas servían como comentario de los signos, eran la manera de formular las preguntas e incluso podían usarse para señalar la fecha y el nombre del adivinador. Estas inscripciones se acabaron convirtiendo en archivos sobre la técnica adivinatoria y eran conservadas en las tumbas, de lo que se deduce el valor sacro que se les daba. La adivinación servía para responder preguntas que planteaban los reyes sobre cacerías, enfrentamientos militares, la meteorología, o el culto a los antepasados y divinidades. Estas inscripciones se consideran la forma más arcaica de la escritura china y ya contaban con cerca de 5.000 caracteres, de los cuales se han descifrado unos 1.500, de los que unos centenares constituyen el grupo de los caracteres más usados en el chino actual, entre ellos los correspondientes a la numeración del 1 al 10.

Después de los huesos y caparazones, la escritura china toma otros soportes, como las tablillas de madera o de bambú, y más adelante, a partir del S.V a.C., la seda. Era un material más absorbente que las tablas de bambú, y además al ser más ligera permitía reducir tanto el volumen como el peso del texto escrito, pero su elevado coste (la seda era un indicador económico y con ella se pagaban impuestos y los sueldos de los funcionarios del Imperio) condujo hacia la búsqueda de un nuevo material: el papel. Aparece en China en el S.II a.C. vinculado a un gobierno burocratizado que necesita un soporte para la escritura más barato. Resultó tan exitoso que incluso la seda dejó de ser el material más usado para la pintura, en favor del papel. La caligrafía se considera un arte mayor en China ya que el escritor puede mostrar su sensibilidad al escribir, como lo prueba el hecho que todos los pintores antes debían ser calígrafos. Es una expresión artística tan valorada como la poesía.

En definitiva, es de reseñar, de momento, que la escritura surge en varias partes del mundo, a la vez y de manera independiente unas de otras, como una necesidad de la comunicación humana, en algún caso como necesidad comercial, y en otros como técnica adivinatoria (dudas de los monarcas sobre el futuro incierto) y religiosa (culto a antepasados y divinidades).