viernes, 7 de enero de 2011

Tercera y última, por ahora, gran decepción humana- El no consciente.

Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.
Ramón y Cajal- S. XX d.C.

Habíamos ido asumiendo, con el paso de las décadas y con una lenta y decepcionada resignación, que nuestro planeta no era el centro del Universo, y cuando comenzábamos a retomar nuestra autoestima, recibimos la inclemente noticia de que no habíamos sido creados a imagen y semejanza de Dios.
Dos decepciones que dejaron a muchos pensadores con la creatividad maltrecha, pero que sin embargo potenciaron la decisión de otros por continuar encontrando verdades, por duras que resultasen y por mucho que nos decepcionasen a nosotros mismos.

No éramos el centro del Universo y no eramos imagen de Dios, pero al menos todavía nos teníamos a nosotros mismos y ejercíamos un control total sobre nuestra mente, lo que nadie podría quitarnos. Sin embargo fue nuestra mente la que se dio cuenta de que no era dueña totalmente de sí misma, y no podía ejercer un control consciente de todo nuestro comportamiento.

Se define subconsciente como el conjunto de procesos mentales que desarrollan una actividad independiente de la voluntad del individuo.

Freud, que no es el científico que propuso esta figura, pero sí el que más importancia le dio, propondrá esta estrucutra de nuestra mente:

- El Ello. Es el conjunto de nuestros instintos y las fuerzas reprimidas. Sería bastante similar al Inconsciente.

- El Super-Yo. Conjunto de normas, prohibiciones y restricciones interiorizadas por el Yo a partir de la asimilación del Ideal de Yo (modelo ideal del padre o la madre surgido después del Complejo de Edipo).

- El Yo. Fragmento del Ello que mantiene contacto con el mundo exterior.


El Conflicto Neurótico
La vida psíquica está marcada por el conflicto que existe entre el severo Super-Yo (la norma moral) y lo que desea. Este conflicto puede llegar a ser una Neurosis cuando el Yo no es capaz de introducir paz entre el Ello y el Super-Yo. Para solucionar la angustia que puede provocar este conflicto.

No voy a profundizar más en nuestra estructura mental y sus conflictos internos. Simplemente quería dejar constancia de que tampoco somos dueños de nuestra mente y de nosotros mismos. No nos controlamos a nosotros mismos. Nuestras frustraciones, sueños, traumas no asimilados...pueden decidir nuestros actos en mayor medida que nuestra mente consciente.

No es cierto que utilicemos únicamente el 10% de nuestro cerebro, aunque parece que en nuestros procesos mentales rutinarios no utilizamos mucho más, aunque no siempre el mismo 10%.
Se desconoce, y supongo que nunca llegará a saberse, qué porcentaje de nuestra mente es consciente y cual no lo es, pero la decepción está servida, no tenemos el control total de nuestra mente y nuestros actos.