miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ética cristiana tradicional II- Los diez mandamientos

La virtud del hombre feliz y de una vida bien conducida consiste en esto: que todas sus acciones estén fundadas sobre aquel principio de armonía entre su propio espíritu y la voluntad del rector del universo. Estoicos. S IV a.C.

Las dos fuentes principales son Éxodo 20: 2-17 y Deuteronomio 5: 6-21. En el libro del Éxodo (34:10-28) aparece otro texto muy antiguo, considerado por los antiguos rabinos israelitas como uno de los que mejor expresaban las exigencias de Yahveh Dios al celebrarse la Alianza. Los que redactaron estos capítulos posiblemente conocían varios catálogos de mandamientos, redactados algunos siglos antes en otros lugares (como Ebla, Canaán o Ugarit), que pretendían expresar los mandatos de sus dioses.

El libro del Éxodo contiene la siguiente narración:

Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
1 Yo soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

2 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ante ninguna imagen, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque no dará por inocente Yahveh al que tomare su nombre en vano.
3 Acuérdate del día del sábado para santificarlo
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra, mas el séptimo día es reposo para Yahveh tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Yahveh bendijo el día de reposo y lo santificó.
4 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yahveh tu Dios te da.
5 No matarás
6 No cometerás adulterio.
7 No hurtarás.
8 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
9 y 10 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

«Éxodo 20:1-17».

El libro del Deuteronomio, cuyo nombre griego alude a que repite en buena medida el contenido de los anteriores, ofrece una enumeración muy semejante a la de Éxodo 20:

1 Yo soy Yahveh tu Dios, que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
2 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque Yahveh no dará por inocente al que tome su nombre en vano.
3 Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Yahveh tu Dios te ha mandado.
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo a Yahveh tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Yahveh tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Yahveh tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
4 Honra a tu padre y a tu madre, como Yahveh tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Yahveh tu Dios te da.
5 No matarás.
6 No cometerás adulterio.
7 No hurtarás
8 No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
9 y 10 No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
 
«Deuteronomio 5:6-21».

Cuando Moisés bajó del Sinaí, encontró que los israelitas con ayuda de su hermano Aarón habían construido y adorado entretanto un ídolo y, airado, rompió las tablas contra el becerro de oro. Luego Dios le ordenó tallar otras tablas nuevas, en las que Dios mismo volvería a escribir sus mandamientos como en las primeras tablas (Éxodo, 34:1). En contradicción con el versículo 1, Dios ordena a Moisés escribir una alianza o pacto (versículo 27), que contiene otras cláusulas (Éxodo 34:10-28):

Y él contestó:
He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Yahveh; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.
Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo.
Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.
Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.
Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Yahveh, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.
No te harás dioses de fundición.
La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto.
Todo primer nacido, mío es; y de tu ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho.
Pero redimirás con cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.
Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega, descansarás.
También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año.
Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Yahveh el Señor, Dios de Israel.
Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Yahveh tu Dios tres veces en el año.
No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua.
Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Yahveh tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Y Yahveh dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel.
Y él estuvo allí con Yahveh cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.

Según se enseña en el actual catecismo de la Iglesia católica los diez mandamientos son:

 

1.Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2.No tomarás el nombre de Dios en vano.
3.Santificarás las fiestas.
4.Honrarás a tu padre y a tu madre.
5.No matarás.
6.No cometerás actos impuros.
7.No robarás.
8.No dirás falso testimonio ni mentirás.
9.No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10.No codiciarás los bienes ajenos.

Durante 2000 años estos mandamientos han sido los pilares fundamentales de la ética cristiana, y su peso en el gran debate ético mundial que tendrá lugar dentro de algún tiempo será notable.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El agua


Canta el agua y crecen paraísos
Octavio Paz- S. XX d.C.

La sexta parte de la humanidad habita en zonas de clima seco donde cerca del 55 % de la población rural y el 40 % de la urbana no puede llegar al agua potable. Según la OMS 1.500 millones de personas carecen de agua potable, y unos 5 millones mueren al año a causa de enfermedades derivadas del precario acceso y escasa salubridad. El 30 % de los tramos fluviales del mundo industrializado está contaminado

El ciclo del agua:

La cantidad de agua está en permanente movimiento merced a la acción del calor del sol y la fuerza de la gravedad. El agua del mar se evapora debido a esa radiación solar. Este agua evaporada se transforma en nubes y humedad atmosférica, como la niebla y el rocío, que se trasladan hacia las tierras emergidas. Allí, la humedad se incrementa por la respiración de las plantas y por la propia evaporación del agua de los continentes. Una parte se transforma en precipitación. Para que esto ocurra es necesario que exista un nivel suficiente de humedad atmosférica. Además, se requiere la presencia de los llamados núcleos de condensación o pequeñas partículas (polvo, sales o incluso contaminación) alrededor de las cuales el vapor puede condensarse. A partir de aquí, las gotas comienzan a crecer y a colisionar entre ellas, movidas por las corrientes de aire que hay dentro de las nubes. Al alcanzar un umbral de peso, las gotas caen formándose la precipitación. En función de la temperatura de la nube, la precipitación puede ser en forma de lluvia, nieve, granizo, etc. Cada día el sol evapora un billón de toneladas de agua. Cada año se avaporan 330 billones de litros en los océanos y 63 billones de litros en los continentes. Sólo 100 billones de litros de agua caen sobre la Tierra en forma de precipitación.

El agua del planeta:

El contenido de agua del planeta se estima en 1.300 trillones de litros. La mayor parte, un 97,23 %, la almacenan los océanos y los casquetes polares un 2,15 %; los acuíferos, la verdadera reserva para el hombre, un 0,61 %. Los lagos encierran el 0,009 %, mientras que la cifra desciende en los mares interiores a un 0,008 %. La humedad del suelo acumula el 0,005 % la atmósfera el 0,001 % y los ríos tan sólo 0,0001 % del total. Esta cantidad ha estado circulando siempre por la Tierra, originando y conservando la vida en ella. Disponemos actualmente de la misma cantidad de la que disfrutaban los dinosaurios hace 65 millones de años.

La desertificación de nuestro planeta.

La desertificación y la sequía amenazan seriamente los medios de subsistencia de más de 1.200 millones de personas en todo el mundo, que dependen de la tierra para satisfacer la mayoría de sus necesidades. Estos fenómenos menoscaban la productividad de la tierra y la salud y prosperidad de las poblaciones en más de 110 países. Aunque la desertificación afecta en mayor medida al continente africano el problema no se circunscribe a las tierras secas de ese continente, estando una tercera parte de la superficie terrestre amenazada de desertificación, incluidos los países del Mediterráneo.

Casi ¼ de la superficie total de tierras en el mundo está amenazada por la desertificación y afecta casi al 70 % de la población humana.




martes, 9 de noviembre de 2010

Ética cristiana tradicional- I


Señor, no busco comprenderte para creer, sino que creo para poderte comprender.
San Anselmo. S XI d.C.


Me refiero en esta entrada a lo que menciono en su título, a la ética cristiana tradicional, exclusivamente.
Más adelante hablaré del cristianismo actual, su historia y dogmas. Y quisiera ser capaz de expresar correctamente la intensidad humana del nuevo cristianismo emergente que creo merece especial mención.

Las diferentes sociedades cristianas ofrecen a lo largo de la historia una amplia gama de opiniones morales. Los estudiosos de la historia de la ética realizan un compendio de las mismas que les ofrece unidad:
- Dios es el padre que nos ordena que le obedezcamos porque él sabe lo que más nos conviene a cada uno de nosotros, y por tanto debemos obedecerle.
- La bondad moral es obedecer a Dios.
- Debo aceptar el dogmatismo que se me ofrece, y que es incorregible.
- La conexión entre la virtud y la felicidad se encuentra tras la muerte. Lo que sin lugar a dudas ha proporcionado mucho consuelo, así como infinito conformismo a lo largo de la historia de los cristianos.
- Ningún ser humano tiene más derechos que los demás.
- La ética cristiana está fundamentada en el corto plazo. Espera la llegada del reino mesiánico y por tanto, la vida es únicamente un paso intermedio, un escalón, sólo espera.
- En ningún momento el cristianismo tradicional piensa en una sociedad persistente y por tanto en la necesidad de una ética eterna.
- El cristianimos es un correctivo a la moral farisea. Por eso amar al prójimo como a ti mismo.
(Los fariseos se presentan como símbolo de severidad o celo por la ley; mientras en realidad eran liberales legalistas, de “interpretaciones fáciles”, que “cuelan el mosquito pero dejan pasar el camello” (Mateo 23:24); el camello es el rico Mateo 19:24).

Los fariseos cambiaban los preceptos de Dios por sus tradiciones (Marcos 7:9-13); declaraban santos sus bienes para no darlos solidariamente, inventaban sistemas para burlar los Jubileos (en los que había que devolver la tierra a quienes la habían perdido) y los años sabáticos (en los que se debían perdonar las deudas) y evadir todos los compromisos con los más necesitados. Así, permitían declarar cosa sagrada aquello con que se debía auxiliar a los ancianos, para evitar donárselo (Mateo 13:3-6)). 
- Obedecer los mandamientos divinos es el camino para llegar a Dios.

Parábola de Jesús:

"A unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: "Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano". Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a mí,pecador". Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido»."

En definitiva la moral cristiana tradicional fundamenta sus principios en los mandamientos de Moisés, en las enseñanzas/bienaventuranzas de Jesús (ambos en próxima entrada en este blog), en la dogmática de sabios cristianos posteriores: San Anselmo, San Agustín, Santo Tomás, y en la infalibilidad papal...(en la teología católica la infalibilidad pontificia constituye un dogma, según el cual, el Papa está preservado de cometer un error cuando él promulga o declara, a la Iglesia, una enseñanza dogmática en temas de fe y moral bajo el rango de solemne definición pontificia o declaración ex cathedra; como toda verdad de fe, no se presta a discusión de ninguna índole dentro de la Iglesia Católica).