martes, 31 de agosto de 2010

Pirámide de nuestras necesidades


Hambre y amor hacen girar coherentemente el mundo.
Schiller S. XIX d.C.


Esta teoría fue propuesta por Abraham H. Maslow (S. XX d.C.) y se basa en que cada humano se esfuerza por satisfacer necesidades escalonadas, que se satisfacen de los niveles inferiores a los superiores, correspondiendo las necesidades al nivel en que se encuentre la persona.

Los niveles de la pirámide representan las necesidades siguientes.

1) Necesidades Fisiológicas: Se relacionan con el ser humano como ser biológico, son las más importantes ya que tienen que ver con las necesidades de mantenerse vivo, respirar comer, beber, dormir, sexo, etc.

2) Necesidades de Seguridad: Vinculadas con las necesidades de sentirse seguro, sin peligro, orden, seguridad, conservar su empleo.

3) Necesidades de Pertenencia (Sociales): Necesidades de relaciones humanas con armonía, ser integrante de un grupo, recibir cariño y afecto de familiares, amigos, personas del sexo opuesto.

4) Necesidades de Estima: Necesidad de sentirse digno, respetado, con prestigio, poder, se incluyen las de autoestima.

5) Necesidades de Autorrealización: Se les denominan también necesidades de crecimiento, incluyen la realización, aprovechar todo el potencial propio, hacer lo que a uno le gusta, y es capaz de lograrlo. Se relaciona con las necesidades de estima. Podemos citar la autonomía, la independencia, el autocontrol.

Algunas consideraciones sobre la jerarquía

- Se considera que las necesidades fisiológicas nacen con el hombre, las otras se adquieren en el tiempo.
- En la medida que las personas logran controlar o satisfacer sus necesidades básicas van surgiendo las de orden superior.
- Las necesidades básicas se satisfacen en un tiempo relativamente más corto que las superiores.
- Las necesidades fisiológicas y de seguridad generalmente son satisfechas por un salario adecuado y un ambiente de trabajo seguro.
- Las necesidades de pertenencia y de estima se satisfacen a través de formar parte de un equipo en el trabajo y con el afecto, y la amistad.
- El reconocimiento, el estímulo, la retroalimentación del desempeño, satisfarán las necesidades de estima.
- Las personas se motivarán por la necesidad más importante para ellos.
- Cada necesidad debe ser satisfecha, al menos parcialmente, antes que se desee pasar a otra del nivel superior.

Maslow, descubrió dos necesidades adicionales, para personas con las cinco anteriores satisfechas (muy pocas personas según él), las que llamó cognoscitivas.

6) Necesidad de conocer y entender, relacionada con los deseos de conocer y entender el mundo que le rodea y la naturaleza.

7) Necesidad de satisfacción estética, referidas a las necesidades de belleza, simetría y arte en general.

Todo este blog, en su conjunto, tiende a satisfacer las necesidades 6 de sus lectores.
Y quisiera creer que en alguna ocasión también las 7.
Más adelante hablaremos de mi propuesta personal para un octavo nivel.

miércoles, 25 de agosto de 2010

El orfismo y su influencia en nosotros


Dichoso y bendito tú, serás dios en vez de mortal.
Orfeo S. VI a.C. (otras teorías afirman que fue un personaje mitológico)


Estoy totalmente convencido de que ese gran debate ético universal se producirá, tarde o temprano.

Será una gran convención mundial en el que los hombres habremos de tomar decisiones importantes sobre nosotros mismos y nuestro futuro.

También lo estoy de que la causa del mismo será el desvelamiento, por parte de la genética y la neurobiología, de posibilidades de controlar la vida del ser humano como hasta ese momento nunca antes se habría siquiera imaginado.

Creo que en nuestros genes y en nuestro cerebro están todas las respuestas a nuestras limitaciones (enfermedades y envejecimiento).

Más adelante volveré a hablar de este debate y vaticinaré sus resultados en función de todo lo que estamos hablando en este blog, basándome fundamentalmente en las grandes ideas que dominan actualmente la humanidad y en el conocimiento de cómo hemos evolucionado hasta nuestro presente, que es el paso en el que nos encontramos.

En ese gran debate universal las posiciones mayoritarias serán las que expongan las religiones, que representarán la opinión de miles de millones de personas.

Y llegado el momento, para entender correctamente la razón por la que determinada religión opta por determinada postura moral, es necesario comprenderla, saber de sus orígenes, de su evolución, de sus influencias externas e internas.

Cuando los cristianos protestantes, por ejemplo, o los ortodoxos expongan sus argumentos y tomen una decisión ética que influirá en el futuro del ser humano, sería conveniente conocer qué hay detrás de esa decisión, qué evolución de siglos, o qué influencias en sus orígenes están influyendo en ella.

De ahí la entrada de Zoroastro, o ésta de los órficos.

No son entradas complejas ni de difícil comprensión. Son entradas sencillas con la que creo es información útil para conocer la realidad presente de nosotros mismos.

Un mejor conocimiento de esta realidad nos servirá para entender mejor las posturas morales de los asistentes a ese gran debate, y por supuesto para tener un mejor criterio a la hora de opinar sobre él. Nunca se sabe qué palabras influyen en qué personas y de qué manera.

Por otra parte, me encantaría que alguna de estas entradas despertase la curiosidad de algún lector que decidiese profundizar en el conocimiento de alguno de los temas tratados aquí.

Las dos personas de la historia de la humanidad más influyentes en las ideas que habrían de seguirles han sido, sin lugar a dudas, Platón y Aristóteles.

Platón, recibíó una influencia directa de Pitágoras, quien a su vez la recibió de los órficos.

El orfismo reivindicó la revelación frente a la razón y fomentó la idea de pecado y culpa.

Brevemente, el mito básico propuesto por el orfismo dice lo siguiente: Dionisios, de niño, es destrozado y devorado por los Titanes. Atenea sólo salvó su corazón, Zeus se lo traga y después engendra de nuevo a Dionisios. Zeus destruye a los Titanes con el rayo y de sus cenizas surge el género humano.

El dualismo antropológico y la propuesta moral que defiende se articula precisamente a partir del mito: el hombre consta de dos elementos, el elemento divino o alma, relacionado con Dionisios, y el elemento titánico o cuerpo relacionado con los Titanes. El primero es el principio del bien, divino e inmortal y que hay que cuidar; el segundo el principio del mal, mortal y que es preciso despreciar. Tras un ciclo de nacimientos y reencarnaciones, el alma vuelve a la divinidad. Su propuesta moral es la liberación en esta vida de la cárcel del cuerpo, de la carne y las pasiones. La palabra “carne” hace referencia al cuerpo humano en oposición al alma; esta palabra la encontraremos después con este mismo uso en San Pablo y la Iglesia Cristiana. Como en el cristianismo, la religión órfica propone sacrificios y plegarias para expiar las culpas de los vivos y de los muertos y así evitar los castigos en el Hades. La vida ascética y de purificación busca liberar lo divino en el hombre y consiste en técnicas que van desde algo inaudito en la vida del pueblo griego como es el vegetarianismo hasta diversas formas de disciplina espiritual. También como el cristianismo, defienden una cierta escatología (profetizan la llegada de un nuevo Dionisios destinado a restaurar la plenitud de los orígenes).

El orfismo influyó directamente en los neopitagóricos, Platón y en el cristianismo.

El movimiento órfico supone un enfrentamiento a las tradiciones religiosas de la ciudad griega y, en definitiva, una nueva concepción del ser humano y su destino. Bajo el nombre del mítico Orfeo, cantor y trágico viajero surgen una serie de textos que predican y atestiguan esa nueva religiosidad, una doctrina de salvación sobre el hombre, su alma, y su destino tras la muerte.

El orfismo se mueve exclusivamente en un plano religioso. Es una secta que cuestiona la religión oficial de las ciudades peninsulares helénicas. En particular, a dos niveles: uno de pensamiento teológico, otro de prácticas y comportamientos. Gente de libros y textos sagrados, y al mismo tiempo practicantes de sus ritos mistéricos y de un peculiar ascetismo (con preceptos estrictos como el no comer carne ni derramar sangre animal o vestir telas de lino), los órficos dejaron una larga huella en varios textos, pero también importantes ecos en muy diversos autores, especialmente en algunos filósofos.

El credo órfico propone una innovadora interpretación del ser humano, como compuesto de un cuerpo y un alma, un alma indestructible que sobrevive y recibe premios o castigos más allá de la muerte. Un precedente puede encontrarse en Homero, pero en él era el cuerpo el verdadero yo del hombre, mientras que para los órficos es el alma lo esencial, lo que el iniciado debe cuidar siempre y esforzarse en mantener pura para su salvación. El cuerpo es un mero vestido, un habitáculo temporal, una prisión o incluso una tumba para el alma, que en la muerte se desprende de esa envoltura terrenal y va al más allá a recibir sus premios o sus castigos, que pueden incluir algunas reencarnaciones o metempsicosis en otros cuerpos (y no sólo humanos), hasta lograr su purificación definitiva y reintegrarse en el ámbito divino.

El proceso de purificación puede ser largo y realizarse en varias transmigraciones del alma o metempsicosis. De ahí el precepto de no derramar sangre humana ni animal, ya que también en formas animales puede latir un alma humana (e incluso la de un pariente).

Curiosamente los órficos terminaron influyendo directamente en los pitagóricos, que a su vez lo hicieron en Platón, y ya conocemos cómo el filósofo lo hizo en el cristianismo. Sin embargo, sus ideas generales me recuerdan mucho al hinduismo o al budismo de los que ya hemos hablado.

martes, 17 de agosto de 2010

El cerebro, secretos y amenazas


El alma no está toda en todo el cuerpo, como muchos han creído, sino toda ella en el cerebro, porque si estuviera desparramada en todas partes, o toda en cada parte, los instrumentos de los sentidos no necesitarían concurrir a un solo lugar; antes bien bastaría que el ojo llenara el oficio de la sensación sobre su propia superficie, sin tener que mandar por la vía de los nervios ópticos, hasta el cerebro, la representación de las cosas vistas; pues el alma, por las razones dichas, podría sentirlas en la superficie del ojo.
Leonardo da Vinci- S. XV d.C.


Creo que todos los secretos que nos restan por conocer sobre el ser humano se encierran dentro de cada uno de nosotros, en nuestros genes y en nuestro cerebro.

Creo también que muchos de estos secretos (no me atrevo a decir que todos) saldrán a la luz muy pronto (quizás apenas unas pocas décadas) revelados por la ciencia, y se convertirán en amenazas para nosotros mismos, junto con nuestro entorno vital (capa de ozono, cambio climático, tormentas solares…), si no somos capaces de canalizarlos adecuadamente hacia el beneficio público/bien común de la humanidad, en lugar de para beneficio personal o empresarial. Por eso he comenzado a hablar bioética, la filosofía popular del futuro cercano, y continuaremos haciéndolo largo y tendido.

Pero quizás me precipito hablando de estos vaticinios que tenía pensado comentar en una fase posterior de esta línea argumentativa sobre el mundo, la vida y el hombre.

Es importante centrar las cosas y hacer una fotografía lo más precisa posible de nuestro presente y de nosotros mismos hoy, que es la reflexión en la que nos encontramos en este punto del blog.

Debo hablar por tanto de nuestro cerebro y de su evolución.

Me marcó y me hizo reflexionar durante mucho tiempo este interesantísimo artículo publicado por el Instituto Médico Howard Hughes en la Universidad de Chicago en 2004.

Se trata de un estudio sobre la evolución de nuestros genes y las mutaciones necesarias para la construcción de un cerebro tan grande y complejo como el nuestro.

Para el profeson Lahn, responsable del trabajo, los genes que controlan el tamaño total y el rendimiento del comportamiento del cerebro son quizás los lugares del genoma en donde la naturaleza ha hecho la mayor cantidad de cambios en el proceso de crear el cerebro poderoso que poseen hoy los seres humanos.

Una de las sorpresas principales del estudio es el número relativamente alto de genes que han contribuido a la evolución del cerebro humano. “Durante mucho tiempo, se ha discutido sobre la contribución genética a la evolución del cerebro humano”, dijo Lahn. “¿Se debe a algunas mutaciones en algunos genes, muchas mutaciones en algunos genes o muchas mutaciones en muchos genes?” La respuesta parece ser muchas mutaciones en muchos genes. Hemos hecho un cálculo aproximado de que la evolución del cerebro humano involucra probablemente a cientos, si es que no a miles, de mutaciones en quizás cientos o miles de genes -e incluso esa es una estimación conservadora-”.

No deja de ser espectacular que tantas mutaciones en tantos genes fueran adquiridas durante sólo unos 20-25 millones de años en el linaje evolutivo que llevó a los seres humanos, según dice Lahn. Esto significa que la selección ha trabajado arduamente durante la evolución humana para crear el poderoso cerebro que hoy tienen los seres humanos.

Varios eventos importantes en la evolución humana reciente podrían reflejar la acción de fuerzas selectivas intensas, entre las que se encuentran la aparición del género Homo hace cerca de 2 millones de años, la expansión importante del cerebro que comenzó hace aproximadamente medio millón de años y la aparición de seres humanos anatómicamente modernos comenzó hace aproximadamente 150.000 años. “Está claro que la evolución humana no ocurrió de golpe”, dijo, “lo que tiene sentido, dado que el cerebro es un órgano muy complejo”.

Lahn especuló más diciendo que la selección fuerte para cerebros mejores todavía podría tener lugar en las poblaciones humanas actuales.

Pero lo que particularmente me resultó más interesante y más me hizo pensar, es la teoría de estos investigadores científicos sobre por qué el linaje humano experimentó tal selección intensificada para mejores cerebros, pero no ocurrió lo mismo con otras especies. Lahn cree que las respuestas a este interrogante importante vendrán no sólo de las ciencias biológicas sino también de las ciencias sociales. Quizás las estructuras sociales complejas y los comportamientos culturales únicos en los antepasados humanos fueron los que promovieron la evolución rápida del cerebro.

¿No os parece apasionante? Ha sido nuestra propia estructura social la que ha contribuído al desarrollo de nuestro cerebro. Ha sido nuestra organización social la que nos ha hecho mejorarnos a nosotros mismos, hacer crecer el cerebro, convertirlo en más complejo y con más posibilidades intelectivas. Se trata de una especie de maravilloso bucle en el que la capacidad de nuestra mente conduce a tener una vida social más activa y organizada, y ésta a su vez hace que nuestros genes muten para ampliar la capaciadad cerebral. Verdaderamente apasionante.
“Este artículo va a abrir muchas discusiones”, dijo Lahn. “Tenemos que comenzar a pensar sobre la forma en la que las estructuras sociales y los comportamientos culturales en el linaje que llevó a los seres humanos se diferenciaron de los de otros linajes, y sobre la forma en la que tales diferencias han impulsado la evolución humana de una forma única. Para mí, ésa es la parte más emocionante de este artículo”.

Aunque no se sabe a que es debida esta evolución acelerada, la investigación sugiere que el hecho de que los humanos se hayan convertido progresivamente en especies más sociales es lo que ha provocado que las capacidades cognitivas sean cada vez más ventajosas.

Verdaderamente apasionante. 

martes, 10 de agosto de 2010

Bioética II, nuestro futuro cercano.






Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal.
Kant. S XVIII d.C.


Estoy totalmente convencido de que el gran debate bioético universal está cercano (años…quizás algunas décadas…) y todos nosotros nos veremos involucrados y deberemos tomar partido. La humanidad se enfrentará a grandes decisiones que afectarán al futuro de nuestra propia especie y es posible incluso que se nos pregunte en referéndum sobre nuestra opinión.

La avances en la investigación genética serán los desencadenantes de estos dilemas morales universales.

Según el profesor Callahan “la genética ha sido la fuente de una tentación enormemente seductora, a menudo peligrosa: la utilización del conocimiento genético para mejorar la naturaleza humana, para darnos más opciones sobre nuestras características humanas, y decisivamente deshacernos de la enfermedad de origen genético (algo que posiblemente pueda aplicarse a la mayoría de las enfermedades), o, en caso de fallo, incluso de los individuos enfermos”.

Ya hoy en día, es una realidad sobre la que quizás no hemos reflexionado mucho, la genética nos ha proporcionado información suficiente para el asesoramiento familiar en temas de reproducción, diagnóstico prenatal, y la identificación de los marcadores de muchas enfermedades que aparecen solamente con posterioridad a la vida de una persona.
Y hemos asumido estos cambios en nuestras vidas con toda naturalidad, ¿por qué? Creo que porque hemos entendido, de forma mayoritaria, que estos cambios son “buenos” para el ser humano, sin que haya existido un gran debate sobre el asunto.

Las posibilidades pragmáticas del estudio genético de nosotros mismos llegan hasta donde llega nuestra imaginación. ¿Deseamos llegar tan lejos como seamos capaces de imaginar? Parece evidente, analizando la tipología de los financiadores de estas investigaciones, que las empresas farmacéuticas sí lo desean.
Finalmente llegamos al lugar que suelen tener en común todos los asuntos humanos en esta organización presente de nosotros mismos, al aspecto comercial e interesado de determinadas empresas que ven en este tipo de estudios un campo enorme de generación de beneficios económicos.

Pero las posibilidades que podemos imaginar van mucho más allá de las meramente comerciales, y son tan factibles como las mismas.
Supongamos que dentro de unos años se descubre un gen que predispone genéticamente al individuo a la violencia y que somos capaces de hacer que nuestros niños nazcan con ese gen corregido. ¿Conseguiríamos una humanidad viviendo en paz para siempre?

La pregunta que los genetistas y bioéticos se plantean con frecuencia es si únicamente nuestra genética nos influye en este tipo de aspectos, o si las condiciones ambientales (las circunstancias de Ortega y Gasset), nuestro entorno, educación o ambiente temporal influyen igualmente en nuestra construcción como personas.
Son muchos los dilemas morales que se plantean ante esta posibilidad: ¿es al alcoholismo genético o ambiental? Si se descubre la predisposición genética al alcoholismo, o a la violencia, ¿cómo deberíamos tratar a los que comenten estos actos, como delincuentes o como enfermos?

Y por otro lado: ¿Consideraremos justo que unos padres tomen la decisión de interrumpir el embarazo porque su futuro hijo tiene predisposición genética, que quizás no desarrolle con un ambiente vital correcto, al alcoholismo o a la violencia? ¿Y si tiene predisposición genética a padecer alzheimer al final de sus años?

Es evidente que si tenemos la posibilidad de realizar estas pruebas de diagnóstico previo querremos hacer uso de ellas. Finalmente la investigación genética abre posibilidades al ser humano y nos hace más libre, no cabe duda.

Sin embargo, ¿contratarán los empresarios a personas con predisposición a enfermar, aunque sea muchos años después?
¿Estudiarán nuestros hijos en función de sus capacidades genéticas para una u otra rama de las ciencias, letras o artes?

La que sí parece cercana es la posibilidad de que los padres elijan a priori las características genéticas de sus hijos y se aseguren de que será un niño sano.
Los nuevos avances genéticos se están considerando hasta el momento posibilidades para aumentar la elección individual, y eso se está considerando positivo. El problema vendrá cuando el porcentaje de personas que consideren que estas elecciones individuales son contra-natura aumente hasta el punto de que se dejen oír con fuerza sus opiniones.
Llegará un momento en el que los avances en los conocimientos genéticos se enfrentarán a los valores morales de los individuos.

El diagnóstico prenatal se ha instaurado en nuestras vidas con toda naturalidad, sin que se hayan escuchado en voz alta discrepancias. Mayoritariamente se ha considerado positivo, aunque el resultado del mismo, en muchas ocasiones, finalice en un acto rechazado por un porcentaje elevado de personas, el aborto.

Está demostrado que cuanto menor sea el riesgo de enfermedad, o mayores las posibilidades de curación, menor es el riesgo que queremos correr.
En el siglo XX la esperanza de vida ha aumentado en más de 30 años, y las investigaciones para seguir aumentado ese tiempo son mayores que nunca. El empuje de la investigación biomédica, con apoyo público total, sigue creciendo con el objetivo de alargar nuestra vida y mejorar su calidad. La gran pregunta es ¿dónde está el límite?

Mi pregunta es ¿y si no encontramos límites? ¿Y si dentro de unos años…o décadas…se descubren los genes, o las reacciones químicas que producen el envejecimiento de las células y somos capaces de controlarlos?
¿Y si dentro de 20, 30 ó 100 años somos capaces de detener nuestro propio envejecimiento? ¿Qué haremos entonces? ¿Optaremos por hacer uso de nuestra libertad?
Creo que los políticos/legisladores tendrán que tomar decisiones bioéticas muy importantes en el futuro, y creo firmemente que a veces será tan complicado tomarlas que optarán por delegar esa decisión en la mayoría de los ciudadanos en forma de referendums.

Callahan afirma que “la genética puede ser beneficiosa para todos y perjudicial para todos, pero de la misma manera deberíamos saber que el problema no es la genética en sí misma. Lo que resulta realmente crucial son los valores, creencias y prácticas que ejercen presión sobre el conocimiento genético. Al final, será el tipo de ambiente cultural que creemos el que determinará que la expresión en la sociedad del conocimiento genético dañe o entorpezca nuestra vida común”.

lunes, 9 de agosto de 2010

Etnias y migraciones II- ¿Por qué somos diferentes?



Las diferencias que vemos entre los grupos humanos obedecen a adaptaciones evolutivas relacionadas con los ambientes en que viven. Son consecuencia de la selección natural. Al vivir a temperaturas bajo cero los esquimales se protegen con un cuerpo redondeado y más grasa reduciendo la superficie corporal y por tanto la pérdida de calor. Los Dinkas, que viven en los tórridos lugares del África Oriental, tienen los cuerpos altos y los huesos largos y estrechos, para aumentar al máximo la superficie corporal y así retener el calor lo menos posible. En ambos casos, lo que vemos aquí es el resultado de la selección natural, lo que explica por qué un Dinka es tan distinto de un Inuit o esquimal.
Profesor Bertranpetit- Contemporáneo.

Pero, ¿por qué los orientales tienen los ojos rasgados?
Pliegue epicántico! ese es el nombre científico del rasgo que hace bridados (rasgados) a los ojos de los asiáticos orientales y la mayoría de los indoamericanos.

Se supone que (como todo en la evolución) se debió a una mutación del ADN y que tal mutación fue exitosa, como todas las que ha habido, en una región con un ecosistémica único (en este caso la zona siberiana cercana al Artico) ¿por qué habría sido exitosa? Tal mutación habría ocurrido durante el Würmiense (última gran glaciación hasta la fecha), los ojos "rasgados" ayudaron a disminuir la entrada de luz ultravioleta reflejada por la nieve y así protegieron mejor los ojos. Luego como el gen de los ojos "rasgados" es dominante, la mutación habría persistido llevada por los migrantes hasta en las áreas templadas y tropicales de América.
¿Por qué las diferencias de color de nuestras pieles?
Según los investigadores, sólo en los primeros momentos de la historia de nuestra especie (y solo temporalmente) las poblaciones locales permanecieron aisladas unas de otras por mucho tiempo. Algunas de las pequeñas diferencias del color de piel promedio de poblaciones de distintas regiones pueden deberse a cierto grado de adaptación biológica a las condiciones locales en las primeras épocas de la historia humana. Por ejemplo, en todo el globo las poblaciones modernas cuyos antepasados vivían en zonas tropicales (donde se recibe más radiación ultravioleta de la luz solar) tienden a tener la piel más oscura (más pigmento de melanina) que las poblaciones cuyos antepasados vivían en las zonas templadas más cerca de los polos (que reciben menos luz solar y menos radiación ultravioleta). Se ha sugerido que eso fue una adaptación de las poblaciones a las condiciones locales porque la piel oscura protege de la destrucción del ácido fólico por la radiación ultravioleta (y el ácido fólico es un nutriente importante en los años reproductivos y previene defectos genéticos como la espina bífida), mientras que la piel clara hace más fácil producir vitamina D (importante para el metabolismo del calcio y la formación de un esqueleto fuerte en zonas de insuficiente luz solar). Por lo tanto es posible (aunque no está claramente demostrado) que las diferencias promedio de color de piel en poblaciones geográficas surgieron en los comienzos de nuestra historia debido a las ventajas reproductoras de cada color de piel en cada región según la cantidad de luz solar.

Sin embargo, las diferencias entre los humanos no son tan dicotómicas como blanco-negro.
Los "africanos" abarcan todos los colores imaginables de piel: todo tono imaginable de piel oscura, piel clara (norafricanos y egipcios de apariencia caucásica) y piel amarilla (los KoiSan del sur); igualmente tienen todos los tipos de cuerpo; en África viven los pigmeos, que son los seres humanos más bajos (en promedio) y los masai, que son los más altos (en promedio).
De modo similar, los "europeos" abarcan gente de piel clara y cabello rubio (el escandinavo promedio), pero también gente de piel oscura y cabello oscuro (del sur y el este) que se parece más a las poblaciones del norte de África y del Medio Oriente que al sueco promedio. Los "asiáticos" tampoco encajan en un solo estereotipo: hay una amplia variedad de gente, como turcos, indios y japoneses, y abarcan todo color imaginable de piel y todo tipo de cuerpo.
Los "hispanos" o "latinoamericanos" abarcan chilenos que parecen canadienses de piel clara, amerindios de piel oscura de las zonas tropicales y negros de la costa de Brasil o de Centroamérica.
O sea que donde quiera que miremos encontramos una extensa variedad de colores de piel y de tipo de cuerpo. (Unos se deben a la "mezcla" de migraciones e invasiones recientes; otros son más antiguos, como la mayor frecuencia de piel oscura en las zonas tropicales y la mayor frecuencia de piel clara en las zonas templadas y árticas, que posiblemente surgieron como adaptaciones locales a ciertas condiciones ambientales en los primeros tiempos de la expansión humana por el planeta. Pero en la actualidad la variedad es tan grande que no tiene sentido hablar de un "africano" típico, un "europeo" típico, un "asiático" típico o un "hispano" típico, ni siquiera con respecto a las características más superficiales como el color de piel.
Algo más importante es que si vamos más a fondo, si examinamos la variación molecular y genética presente en el ADN de todas y cada una de las poblaciones humanas, encontraremos que siempre hay más variación genética general entre los individuos de una población que entre dos poblaciones geográficas, o entre dos grupos "raciales", en cualquier parte del planeta.
Las poblaciones humanas a veces difieren en la frecuencia relativa de ciertos alelos (de los genes que vienen en múltiples alelos). Por ejemplo, ciertas poblaciones humanas en promedio tienen una frecuencia general mayor o menor de los tipos de sangre A, B, AB o O; otras tienen una frecuencia más alta que otras del alelo de hemoglobina falciforme que protege de la malaria; unas tienen una frecuencia más alta de un alelo que facilita la digestión de la leche que la mayoría de las poblaciones humanas (en que los adultos no toleran la lactosa). Pero esas diferencias regionales en la proporción de ciertos alelos no corresponden perfecta ni sistemáticamente con las categorías "raciales". Por ejemplo, los afroamericanos, cuyos antepasados eran principalmente de regiones de África occidental donde predomina la malaria, en promedio tienen una mayor frecuencia del alelo de hemoglobina que causa anemia falciforme (y protege de la malaria) que los estadounidenses caucásicos, cuyos antepasados europeos vivían en regiones donde no había malaria. Pero, en promedio, la frecuencia de este alelo en los afroamericanos es menor que la de las poblaciones africanas que siguen expuestas a la malaria. Asimismo, entre las diferentes poblaciones de "negros" de África hay poblaciones de las montañas (donde el mosquito transmisor de la malaria no puede vivir) que tienen una frecuencia del alelo de célula falciforme mucho menor que los afroamericanos y que las poblaciones de negros africanos de las zonas tropicales donde la malaria es un gran problema. Pero mucha gente colocaría a todos esos grupos en la misma "categoría racial".
No hay razas biológicas humanas por una sencilla razón. La única especie humana que existe en la actualidad, Homo sapiens, seguramente empezó (como todas las especies) como una pequeña población que evolucionó de una especie anterior (probablemente Homo ergaster, la versión africana de Homo erectus, o una especie homínida muy similar); pero también sabemos por el registro fósil que Homo sapiens, tras evolucionar hace unos 200,000 años, se extendió a una gran variedad de hábitats desde hace unos 50,000 años. O sea que en un tiempo relativamente corto se extendió de África a todos los hábitats y zonas climáticas: el Medio Oriente, Europa, Asia, Australia y cruzó del norte de Asia a las Américas hace por lo menos 12,000 años.
La evidencia científica indica que nuestra especie no ha tenido modificaciones biológicas significativas en los últimos 100,000 años. Lo que sí ha cambiado mucho es la cultura humana, nuestra capacidad de desarrollar, transmitir y ampliar el caudal de conocimientos y experiencias transmitidos de generación en generación por medios culturales no genéticos; esto hizo que fuéramos la primera especie del planeta capaz de cambiarse y de cambiar el mundo que la rodea (rápida y dramáticamente) por medios culturales, pasando por encima y superando el mecanismo mucho más lento y limitado de la evolución biológica.
El hecho de que los rasgos biológicos que nos hicieron diferentes --la combinación de locomoción bípeda (que nos dejó las manos libres) y el período de desarrollo posnatal del cerebro (que permitió una mayor cantidad de aprendizaje social con una concomitante mayor coordinación y comunicación social)-- nos dio una capacidad sin precedentes de adaptarnos a cualquier entorno imaginable por medio de adaptaciones y modificaciones culturales, en vez del medio más lento y limitado de la evolución biológica; este hecho es mucho más importante que la variación genética de los individuos.

Pero así y todo, la mayor cantidad de variación genética presente en la especie humana es la variación que existe entre los individuos de cualquier población humana. En el tiempo relativamente corto desde que apareció el Homo sapiens moderno (hace unos 200,000 años), ninguna población humana ha vivido en completo aislamiento reproductor el tiempo necesario (la gran cantidad de generaciones) para que se acumulen suficientes diferencias genéticas y se formen distintas razas geográficas.
Unas poblaciones tienen una distinta frecuencia relativa de genes que vienen en distintas formas (por ejemplo los genes que codifican el tipo sanguíneo), pero no es posible predecir la "raza" a partir de esas diferencias. Como señala Richard Lewontin: "Los kikuyu de África oriental difieren de los japoneses en frecuencia génica, pero también difieren de sus vecinos los masai... las definiciones sociales e históricas que colocan a las dos tribus de África oriental en la misma 'raza' y ponen a los japoneses en otra 'raza' son arbitrarias en el sentido biológico".
Por eso es que inclusive en el campo de la medicina (donde puede ser importante observar las diferencias étnicas aparentes de un individuo para no pasar por alto ciertas diferencias históricas de susceptibilidad a enfermedades como la anemia falciforme) la apariencia subjetiva de "raza" no es tan valiosa como un análisis individual y puede llevar a errores. En cualquier caso, la historia personal y familiar y el análisis de los factores sociales que afectan desproporcionadamente la salud de grupos definidos socialmente (como los múltiples efectos de la pobreza en la salud de los habitantes de los ghettos o la preponderancia de trastornos alimenticios en las adolescentes de clase media y alta) es mucho más útil para predecir qué servicios médicos se necesitarán que una evaluación subjetiva de la categoría racial en que aparentemente "cae" una persona.
Es importante recordar que a lo largo de la historia de nuestra especie los grupos humanos han inmigrado y emigrado continuamente de distintas zonas, se han reproducido entre sí continuamente, y ha habido una corriente ininterrumpida de genes entre distintas poblaciones que con el tiempo ha cubierto todo el globo. Las migraciones, en gran escala y en pequeña escala, han caracterizado la historia de nuestra especie, y continúan, lo que garantiza nuestra unidad biológica y un constante intercambio y enriquecimiento entre culturas.

martes, 3 de agosto de 2010

Budismo II


Mantén la bendita indiferencia ante la ganancia y la pérdida, la victoria y la derrota.
Buda- S V a.C.


Son muchos los estudiosos que opinan que las ideas budistas son las menos clarificadoras de todas las ideas filosóficas que han tenido repercusión masiva en los pueblos, sin embargo hoy por hoy ha llegado a ser un credo de masas.
Aunque resulte difícil de creer, repito, en el budismo no hay Dios, no hay alma, y no hay culto, ni fe.
Intenta demostrar racionalmente, de manera débil a mi entender (aunque es de agradecer la falta de dogmas de obligada aceptación), sus principales ideas y sus justificaciones, que son:

LAS CUATRO NOBLES VERDADES
(En un proceso análogo a la práctica médica (diagnosticar, identificar la causa, determinar si es posible la curación y prescribir el tratamiento idóneo. El Budismo ha pretendido siempre ser una terapéutica del espíritu, nada más)
-Primera verdad (el diagnóstico)- Toda existencia es sufrimiento.
Y éste es el razonamiento que considero débil: Todo lo que existe es transitorio y fugaz, Absolutamente todo es contingente. No hay nada que exista eternamente sin evolucionar. Ni tampoco una entidad inmutable y eterna, cualquier cosa que parezca satisfacernos no lo hará nunca plenamente porque tarde o temprano cambiará o dejará de existir.
Nuestra naturaleza humana sólo está satisfecha con la permanencia completa y la seguridad completa (no estoy de acuerdo con esta sentencia. Creo, con franqueza, que todos los humanos asumimos con naturalidad, y más o menos temor, nuestra contingencia mortal, y no necesitamos inmutabilidades o eternidades para estar plenamente satisfechos y felices con nuestras vidas), por tanto, si necesitamos la permanencia y seguridad completas, y no existe nada que cumpla estas características, la vida es insatisfactoria y sufrimiento.
A pesar de ellos podemos estar alegres porque en esta vida, gracias a los conocimientos que nos transmiten los maestros, y a nuestra razón, tenemos una oportunidad, difícilmente repetible, de avanzar en el camino de la liberación y romper el ciclo kármico de sufrimiento de las reencarnaciones.
Los cinco agregados del apego de los que hay que liberarse son: la forma material, la sensación, la percepción, la actividades mentales y la conciencia (¿es acaso posible, me pregunto, conseguirlo sin morir?).

-Segunda verdad (la causa)- Todo fenómeno tiene una causa y es a la vez causa de otro fenómeno.
La sed de placer, la sed de existencia y no muerte, la sed de prosperidad son la causa de nuestra enfermedad espiritual.

-Tercera verdad (la curación)- Nos liberamos alcanzando el Nirvana.
¿Qué es? No puede ser descrito con palabras. Algunos budistas lo han explicado como una calma profunda, una felicidad tranquila, el éxtasis. No puede ser entendido por el razonamiento, sino que debe experimentarse. Es un Absoluto impersonal de signo negativo (vacío, vacuidad) al que cualquier persona puede acceder.

-Cuarta verdad (el tratamiento)- Para alcanzar el Nirvana es necesario practicar el Noble Sendero Óctuple, que puede dividirse en tres grupos:
a) Grupo de la Sabiduría
Recto entendimiento- De las cuatro verdades, Comprensión y experimentación de las mismas.
Recto pensamiento- Abarca las ideas de renuncia, de desapego, de buena voluntad, de no dañar y de compasión.
b) Grupo de la conducta ética
Recta palabra- Abstenerse de falsedad, de difamar, de calumniar, de palabras de odio y de mentiras. No hablar de manera ofensiva ni descortés. Ni chismorrear.
Recta acción- No matar, no robar, o realizar conducta sexual inapropiada.
Rectos medios de vida- Prescindir de modos de vida irregulares que hagan sufrir a otras personas.
c) Grupo de la disciplina mental y concentración
-Recto esfuerzo- En el empeño perseverante para impedir la producción de pensamientos dañinos y en la promoción de pensamientos saludables.
-Recta atención- Prestar diligente atención al cuerpo, a las sensaciones, a las emociones, a las actividades de la mente.
-Recta concentración- Disciplina mental en la esencia de la meditación budista.

Estos ocho pasos no son sucesivos uno tras otro, son interdependientes e interrelacionados, y al nivel más alto actúan simultáneamente.